Violet Valenski (Elle Fanning) es una joven de 17 años, de origen polaco, que vive con su nostálgica e intransigente madre, Marla (Agnieszka Grochowska), en una granja en la isla de Wight, cerca de la costa sur de Gran Bretaña. Violet es introvertida, manteniéndose alejada de sus compañeros del colegio y siempre acompañada de su destartalado iPod; entre la escuela y la casa, pasa tiempo en un restaurante trabajando como mesera para ganar un poco de dinero y ayudar a su madre. Pero la joven cultiva un sueño: tiene una voz maravillosa, le encanta cantar por encima de todo y actúa en la noche en los pubs de la isla, imaginando que algún día se convertirá en una verdadera artista de la música pop. Cuando se entera que las audiciones para el espectáculo de talento “Teen Spirit” están abiertas, decide inscribirse y luego participa en las diversas selecciones, hasta la codiciada final en Londres. En el camino conoce a Vlad (Zlatko Burić), un viejo cantante de ópera, alcohólico y caído en desgracia que, además de enseñarle la técnica del canto, le inculca la idea de nunca renunciar a luchar por un sueño.
En Alcanzando tu sueño (Teen Spirit, 2018), su debut como director, el actor Max Minghella no puede dejar de referirse al popular show televisivo American Idol, específicamente a sus dinámicas de competencia de canto entre participantes que son seleccionados previamente a través de una serie de audiciones. Sin embargo, Minghella logra inervar el guion con aspectos de una naturaleza más social, al menos en la primera parte, estableciendo la historia en la isla de Wight -un sitio que el director conoce muy bien por ser el lugar natal de su padre, Anthony Minghella- en una comunidad económicamente más urgida y deprimente que el resto del país y donde para una mujer joven, especialmente migrante como Violet, no hay grandes oportunidades ni esperanzas, excepto las de abandonar la isla. Aunque parezca que la trama ya se ha visto antes, Minghella toma decisiones funcionales para separarse de la estética clásica de las películas para adolescentes, una veta a la que pertenece la película. En primer lugar, la primera parte, útil para empatizar con la protagonista, se enmarca en tonalidades grises: la ciudad, la casa, incluso la cara de Violet siempre parecen estar envueltas en un velo opaco, lo único rosa e iluminado es su “espíritu adolescente”, ese es el sueño y la posibilidad de alejarse de esa vida opresiva. Además, el director juega mucho con los planos cerrados, no solo para explorar el rostro de Fanning, sino también para comunicar una sensación de opresión y encarcelamiento que experimenta el personaje. Conforme avanza el relato es difícil no pensar en The Neon Demon (2016), no sólo porque se trata de la misma actriz, sino también por la trama similar al filme de Nicolas Winding Refn en torno a una chica tímida e ingenua catapultada a un mundo más grande que ella. Y aunque no tiene la fuerza estética ni la crueldad expresionista del danés, Alcanzando tu sueño recupera el rostro entre sincero y rebelde de Fanning que embona muy bien con el personaje que representa a toda una generación de millennials soñadores y listos para cambiar sus aburridas vidas. La película conlleva todas las limitaciones del género, pero logra hablar el lenguaje de los adolescentes en sus intenciones, desilusionándolos y poniéndolos en guardia especialmente en el brillante mundo de la televisión. Al mismo tiempo, una de las mejores cualidades del filme es la forma en que toma la música pop (por insustancial que parezca para otros) tan en serio como lo hace su protagonista adolescente, y nunca mira de reojo sus ambiciones. Alcanzando tu sueño incluso logra subvertir silenciosamente las expectativas de la audiencia, como la forma en que evita pintar a Marla como una madre regañona estereotipada, y expresa verdadera simpatía por sus preocupaciones sobre la búsqueda de la fama de su hija. Estilísticamente, al contar con la cinefotógrafa Autumn Durald -quien tiene una vasta experiencia trabajando en videos musicales para artistas como Janelle Monáe y The Arcade Fire-, el filme a menudo se ve y se siente como un videoclip musical, en el buen sentido. Los montajes enérgicos, las luces neón y las coreografías sobrias expresan la pasión y el júbilo que Violet experimenta al cantar.
Fecha de estreno en México: 2 de agosto, 2019.