Alvin y sus hermanos deben viajar de Los Ángeles, donde viven, a Miami, a impedir que su padre Dave (Jason Lee) le proponga matrimonio a su nueva novia, Samantha (Kimberly Williams Paisley). El problema no es ella en sí, una encantadora doctora, sino su insufrible hijo, Miles (Josh Green), con quien aparentemente solo comparten el deseo de no vivir juntos, y con quien deben unir fuerzas en esta aventura dificultada por la conocida imprudencia de Alvin.
Este cuarto largometraje (desde que 20th Century Fox adquirió los derechos para hacer una película sobre la famosa banda creada en 1958 por Ross Bagdasarian, ganadora de cinco premios Grammy, Alvin y las Ardillas) el director Walt Becker (Wild Dogs, 2007) combina la acción real de los escenarios y personajes humanos, con las ardillas en CGI. En el set se utilizaban pequeños muñecos verdes que corrían de un lado a otro de la habitación, a los que luego se les añadían las animaciones. Y aunque este trabajo está bien ejecutado y las criaturas conservan su ternura en sus facciones y movimientos, su presencia no deja de verse enrarecida, ligeramente grotesca. La historia está plagada de una estética pop masiva para prepubertos, con un soundtrack lleno de hits como “Turn Down For What”, original de DJ Snake y Lil Jon, y “Uptown Funk” de Mark Ronson y Bruno Mars. Las historia sigue la fórmula de las películas para niños de los grandes estudios: un problema sentimental y privado crece por accidente y/o falta de comunicación y culmina con una persecución y un final feliz. Hay algunos chistes eficientes y un mensaje de amor entre padre e hijos-ardilla.
Fecha de estreno en México: 1 de enero, 2016
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