Duncan (Chris O’Dowd) es un maestro de estudios de cine y televisión en la ciudad de Sandcliff cuyo hobby es administrar la página de fanáticos de Tucker Crowe (Ethan Hawke), un músico que 25 años atrás sacó su único álbum –titulado Juliet- y desapareció de la escena después de su presentación en un club de Minneapolis. El docente mantiene una clara obsesión con el artista, por lo que su casa está repleta de afiches, trozos de periódicos y setlists de Crowe. Annie (Rose Byrne), curadora del Museo de Sandcliff, ha sido la novia de Duncan durante los últimos 15 años. Pese a que, en una primera instancia, las conversaciones con su novio eran interesantes y enriquecedoras, con el tiempo, la fijación del hombre por la figura de Crowe comenzó a dominar sus vidas. Cuando en el correo llega un disco dirigido a Duncan, Juliet, Naked –una grabación que contiene los demos del músico y carece de posproducción-, Annie lo escucha y discute con su novio sobre el contenido tan escueto que acaba de escuchar. Al ser ignorada, Annie decide publicar su comentario en la página web de su novio, haciendo del conflicto entre ambos, algo mucho mayor. Sin embargo, el mensaje de la mujer capta la atención de alguien más, Tucker Crowe, quien le envía un correo electrónico dónde reconoce el acierto en su comentario. Al principio Annie cree que se trata de una broma, pero tras confirmar que realmente está hablando con el músico, comienza una relación epistolar con Crowe sin contarle nada a Duncan. Esto –junto con otros factores-, hará que el músico viaje hasta Londres para conocer a la mujer.
En 2012, un documental llamado Searching for Sugar Man exploró el misterio y la desaparición del músico Sixto Rodríguez, la búsqueda de su paradero y su destino se volvieron el motor que le dio forma a la película, revelando cómo la construcción de un enigma conseguía movilizar a un par de fanáticos. Por otro lado, en el 2009, Jeff Bridges interpretó a un decadente cantante de música country en Crazy Heart, mostrando el declive de una persona a quien los embates de la vida han dejado a la deriva. Justo en medio de estas dos propuestas fílmicas se encuentra Amor de vinilo (Juliet, Naked, 2018) basada en la novela del escritor inglés Nick Hornby, quien escribió, High Fidelity -libro que trascendió a la pantalla con la dirección de Stephen Frears- y Songbook (una colección de ensayos que versan sobre varios discos y canciones). A partir de este contexto es fácil comprender que Hornby tiene una marcada inclinación hacia la música, objetivo que el director Jesse Peretz (Girls, 2012-2017) busca evidenciar al remitir al espectador a algunos fragmentos de la obra del novelista. El cálido sonido que emana del vinilo que escucha Rob en High Fidelity (2000) vuelve a hacerse presente cuando Duncan toma sus grandes audífonos para oír la versión “simple” de Juliet, Naked. El título del álbum escrito con un marcador negro es una referencia al álbum de The Beatles, Let it be… Naked -una reedición del proyecto grabado en 1970, pero sin el “muro de sonido” que Phil Spector agregó al disco setentero-. En ambos casos, la música define a los melómanos, pero también los vuelve presos de su propia idealización. El guion realizado por Evgenia Peretz, Jim Taylor y Tamara Jenkins no sólo explora el fanatismo de manera puntual -la escena que ocurre durante una cena refleja, a través de una acalorada discusión, que en realidad la obra del artista les pertenece más a los fanáticos que a los propios creadores- sino que observa los vínculos humanos, sus fallas, la idealización y la decepción. La correspondencia que ocurre entre Annie y Tucker tiene un trasfondo terapéutico, pues, a través del anonimato, ambos confiesan aquello que los decepciona y coinciden en su deseo por haber hecho las cosas de manera diferente. No hay manera en que la actuación de Hawke no sobresalga: su aspecto descuidado, sus virtudes y sus errores muestran a un personaje complejo que hace evidente su decadencia mientras su ronca voz –gastada por el alcohol y las drogas- canta en el museo de Sandcliff Waterloo Sunset, una canción de The Kinks. Su interpretación no sólo muestra a un artista que ha dejado de creer en sí mismo desde años atrás, sino el talento inherente que existe en él, reflejado en las canciones que se escuchan a lo largo del relato y que fueron ejecutadas por Ethan Hawke para la película.
Fecha de estreno en México: 14 de septiembre, 2018.