Heidi (Abbie Cornish), una joven de 16 años, comete un gran error cuando experimenta por primera vez su despertar sexual al besar al novio de su madre (Damian De Montemas). Creyendo que ha cruzado una línea sin retorno, Heidi huye a la estación de esquí de Jindabyne en las montañas nevadas al sur de Canberra e intenta comenzar una nueva vida. Sin dinero ni amigos, se lanza a encuentros sexuales con desconocidos en una mezcla de impotencia y anhelo de cercanía humana. Finalmente cree que ha encontrado lo que estaba buscando en Joe (Sam Worthington). Como hijo de un agricultor adinerado, se enfrenta constantemente a grandes expectativas de su persona, pero tiene toda una montaña de problemas propios. Aunque inicialmente se defiende de sus sentimientos por Heidi, la relación entre los dos se vuelve cada vez más apasionada. Pero hay una cierta amenaza en la atmósfera; ninguno está dispuesto a quitarse los escudos que permitan una verdadera e íntima conexión con el otro. No hay grandes subidas y bajadas dramáticas en el debut cinematográfico de la guionista y directora Cate Shortland, solo una sensación de vidas confusas que se desarrollan. No obstante, Amor o sexo es una sobria examinación de una joven a la deriva; Shortland logra expresar de manera muy poderosa la búsqueda interior de Heidi a través de un lenguaje audiovisual sumamente poético. El vacío y el frío que irradia Heidi se visualizan constantemente a lo largo de la trama. Las imágenes de las vistas panorámicas están inmersas en el azul océano, la nebulosa vida nocturna que adquiere un brillo tierno que en cualquier momento puede eclipsarse. Las hojas secas se arremolinan lentamente en una rejilla. Incidentes aparentemente insignificantes se convierten así en impresiones melancólicas de una adolescente en búsqueda de sentido. Abbie Cornish interpreta de manera comprometida el papel de la frágil, herida y al mismo tiempo incomprendida Heidi.
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