Scarlett Marlowe (Perdita Weeks), una joven arqueóloga interesada en la alquimia, continúa los trabajos de investigación de su padre fallecido en busca de la piedra Flamel, creada por Nicolas Flamel –el alquimista que buscaba la inmortalidad y la transmutación de los metales en oro mediante la elaboración de la piedra filosofal–. Después de encontrar la llave Rose en una cueva en Irán, viaja a París para pedirle ayuda a George (Ben Feldman), un excolaborador y amigo. Junto con Benji (Edwin Hodge), el camarógrafo que documenta todo el proceso de investigación, traducen la lápida de Flamel que los conduce a las zonas subterráneas de las calles de París. Scarlett le pide ayuda a un guía llamado Papillon (François Civil) para sumergirse al interior de las catacumbas parisinas, donde comienza el recorrido que los lleva a las puertas del infierno.

Simulando el estilo instaurado por El proyecto de la bruja de Blair (The Blair Witch Project,1999) –el found footage y la cámara en mano para dar la apariencia de estar documentando lo sucedido en pantalla–, Así en la tierra como en el infierno (As Above, So Below, 2014), dirigido por John Erick Dowdle (Quarantine, 2008), se toma una serie de libertades para, así como lo hace Dan Brown en El código DaVinci, otorgarle significados y mensajes ocultos a piezas artísticas, (en este caso se trata de objetos y restos arqueológicos, lápidas y murales) para comenzar una serie de investigaciones que tiene como objetivo descifrar un secreto trascendente capaz de cambiar el rumbo de la humanidad. Sin embargo, la investigación y el hallazgo arqueológico pasan a segundo término cuando, al interior de las catacumbas, los personajes descubren las puertas del infierno. Con una evidente alusión a La Divina Comedia (“Abandonen toda esperanza, aquellos que entren a este lugar”) los exploradores son amenazados, más que por presencias fantasmales, por sus culpas y actos del pasado. Aunque el argumento está lleno de incoherencias y pretensiones intelectuales (una mezcla de Dante, Freud, alquimia, satanismo, egiptología), Dowdle –que en 2010 dirigió Devil, filmado casi en su totalidad al interior de un elevador– sabe cómo hacer para que el encierro y la oscuridad transmitan las angustias y los terrores del confinamiento. 

LFG (@luisfer_crimi)

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