Ante la ausencia de Batman, la ciudad de Gotham está en manos de extravagantes y desquiciados criminales, la historia de amor entre Joker y Harley Quinn (Margot Robbie) ha terminado. Herida y enojada, la expsiquiatra convertida en criminal intenta ahogar la desesperación en el alcohol, las drogas y, sobre todo, en las peleas. Y los dolores del amor ni siquiera son su principal problema: aparentemente, a lo largo de los años, ha creado varios enemigos que no se recomiendan y, ahora que ya no está protegida por el Joker, muchos buscan venganza. Por lo tanto, emprende la intensa búsqueda del diamante Bertinelli para entregárselo a Roman Sionis (Ewan McGregor), también conocido como Black Mask, a cambio de su protección. En el camino, ella se cruza con la detective de la policía de Gotham, Renee Montoya (Rosie Perez); la metahumana y cantante de un club nocturno, Black Canary (Jurnee Smollett-Bell) y una huérfana convertida en vigilante llamada Helena (Mary Elizabeth Winstead). Cuando la joven carterista Cassandra Cain (Ella Jay Basco) roba el diamante de la mano derecha de Sionis, Victor Zsasz (Chris Messina), se convierte en el foco de una cacería humana. Harley se da cuenta gradualmente de que las damas necesitarán unirse para derrotar a Black Mask y obtener su propia emancipación.
Después de Suicide Squad y Justice League, el universo extendido DC está entrando en lo que podría considerarse una nueva fase. Este nuevo filme, Aves de presa y la fantabulosa emancipación de una Harley Quinn (Birds of Prey: And the Fantabulous Emancipation of One Harley Quinn, 2020), dirigido por la cineasta estadounidense de origen chino, Cathy Yan (Dead Pigs, 2018), es prueba de un intento por conducir hacia un nuevo territorio el material inspirado en los cómics, principalmente por la forma en que los personajes pasados y presentes interactúan. Estamos ante una película nacida como un spin-off de Suicide Squad pero que, de hecho, resulta ser un trabajo más “colectivo” de lo que hubiera sido lógico pensar; teóricamente, un filme dedicado al personaje de Harley Quinn, pero en realidad es una operación que presenta un nuevo grupo, destinado a tener un cierto peso dentro de la franquicia. Los títulos iniciales de Birds of Prey dejan en claro que se enfrentan al mismo universo torcido de Suicide Squad, aunque con un giro. El prólogo animado (que abiertamente rinde homenaje al cómic y también al primer disfraz rojo, blanco y negro de Harley Quinn) resume las infelices aventuras románticas de nuestra heroína policromada y tatuada, mientras que la voz en off acompaña una narrativa que elige la fragmentación y el camino de la estructura no consecuencial. Flashback y flashforward acompañan continuamente la historia de Harley, confeccionando un atractivo mosaico que sólo se desvelará a medida que avanza la trama. Uno de los mayores aciertos de Birds of Prey es su extrema ligereza. El ritmo siempre se mantiene en lo más alto a partir de las intrigas, las escenas de combate, las persecuciones y las traiciones, así como el sello hipercinético e hipnótico que Yan trata de imprimir en cada secuencia (como el choque cuerpo a cuerpo frenético con un escuadrón de enemigos dentro de una atracción del viejo Luna Park en Gotham, coreografiado no por casualidad por Chad Stahelski, director de John Wick), sin perder tiempo en reflexiones pseudofilosóficas o escenas melodramáticas de redención. En cambio, todo se toma con cierta irreverencia, desparpajo y violencia. Es cierto, algunos notarán que en algunos puntos la trama está deshilachada, que otros segmentos no son plausibles, o que las escenas de acción están en el límite de lo metafísico y muy poco creíbles incluso para una película imaginativa y exagerada como Birds of Prey. El guion de Christina Hodson utiliza la omnisciente, aunque poco confiable, narradora de Harley con gran efecto para sumergir a los espectadores en este mundo e introducir a los diversos actores clave. El tema de la emancipación se extiende a lo largo del filme, no sólo de Harley Quinn en relación con Joker, sino también del resto de personajes femeninos que se liberan de sus novios abusivos, empleadores psicóticos y del club de niños restrictivo para encontrar la libertad y el poder que conlleva un grupo donde se sienten aceptadas y apoyadas. Además, la película es en sí misma congruente con sus postulados: una liberación del superhéroe dirigido por hombres y creado por hombres. Harley Quinn está sola por primera vez, tratando de seguir adelante con su vida y descubrir quién es ahora cuando ya no es la novia del Joker, una tarea difícil cuando su identidad se ha relacionado con el payaso del crimen durante tanto tiempo. Para lograrlo Margot Robbie arropa a su personaje de vitalidad y energía pura; ella es irónica, desquiciada, divertida, abrumadora, confusa, como un carrusel que representa muy bien el caos de Harley; un personaje que crea estragos en Gotham, abruma, confunde y convence.
Fecha de estreno en México: 7 de febrero, 2020.