Después de enfrentar su miedo a las alturas, competir en los grandes circuitos de carreras y convertirse en todo un campeón, en Aviones (2013), Dusty vuelve a casa para exhibir sus talentos en un nueva carrera. Sin embargo, la transmisión de su motor presenta una falla y se ve obligado a retirarse de las competencias. Desolado, y de manera accidental, provoca un pequeño incendio en su ciudad y se percata de las pocas herramientas que existen para afrontar una emergencia de ese tipo. El aeroplano emprende el vuelo a Pico Pistón para entrenarse con talentosos y reconocidos bomberos aéreos. A pesar de su falla mecánica, Dusty está comprometido con su causa y, con la ayuda del experimentado helicóptero de rescate, Blade Ranger, busca obtener la certificación como bombero, no sin antes enfrentar un peligroso incendio que amenaza con destruir los bosques de Pico Pistón.
A diferencia de su predecesora –duramente cuestionada por su trama, pues era básicamente la misma historia de su hermana, Cars (2006), pero trasladada a los aires–, Aviones 2: Equipo de rescate (2014) es ligeramente superior debido a la clara propuesta de su mensaje dirigido al público infantil: la importancia del trabajo en equipo para salir adelante individual y colectivamente, y la responsabilidad social para asumirse como agente activo y comprometido en un marco que va más allá de lo individual. Ante su falla mecánica, Dusty debe dejar la vida de una estrella deportiva, pero encuentra una vía para sentirse útil y seguir desempeñando lo que más disfruta, ahora con la responsabilidad y el valor necesarios para arriesgar su vida por los demás. Aunque el ingenuo y poco creativo sentido del humor no conecta con los espectadores adultos, el filme, producido por John Lasseter (creador de Toy Story y director creativo de Pixar), es un digno homenaje a la valentía, sacrificio y trabajo en equipo que desempeñan los bomberos.
LFG (@luisfer_crimi)
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