Baby (Ansel Elgort) es un joven conductor de automóviles que trabaja bajo las órdenes de un astuto y peligroso criminal llamado Doc (Kevin Spacey). Manteniéndose en silencio, con la música explotando en sus oídos para ayudar a ahogar el tinnitus desencadenado por un accidente de la infancia que mató a su amada madre, Baby es un experto detrás del volante, cuya enigmática actitud desconcierta a sus agresivos compañeros de misiones, incluyendo a Buddy (Jon Hamm), Darling (Eiza González), Bats (Jamie Foxx), Griff (Jon Bernthal) y Eddie (Flea), quienes no confían en la misteriosa actitud del joven. Cuando conoce a Debora (Lily James), una amable mesera que brilla por su actitud entusiasta y optimista, Baby se enamora perdidamente de la chica y decide ponerle un alto a su carrera criminal. Sin embargo, Doc no quiere que su pieza clave se salga del negocio tan fácil, así que le exige participar en un último y peligroso atraco.
Con Baby: El aprendiz del crimen (Baby Driver, 2017), Edgar Wright (Shaun of the Dead, 2004; Hot Fuzz, 2007; Scott Pilgrim vs. the World, 2010) vuelve a poner de manifiesto su predilección por la velocidad cinemática, esta vez llevando sus fetiches (el cine de acción y los automóviles) a las calles de Atlanta para confeccionar un relato que conjuga crimen, humor y romance, al mismo tiempo que es impulsado por la enigmática, atractiva y variada selección musical que incluye temas de Barry White, Beck, The Damned, The Beach Boys, The Commodores, Queen, Blur, entre muchos otros. La música hace que Baby se mantenga sereno y concentrado durante sus misiones; y cada canción se desplaza con energía acompañando el coche de Baby cuando recorre las calles de la ciudad esquivando a los delincuentes enemigos y los policías que lo persiguen. Wright también utiliza la música para mantener el ritmo durante los tiroteos logrando que los disparos actúen como percusiones extra. El director trabajó con el coreógrafo Ryan Heffington para conectar cada una de las situaciones y detalles cotidianos que vemos en pantalla –los sonidos de las alarmas, la preparación de sándwiches, los paseos por la calle, los movimientos de las lavadoras, el correr de los automóviles– con los auriculares de Baby, haciendo que la música sea la fiel compañía del protagonista. Elgort es simpático y bondadoso; le inyecta a Baby una dulce inocencia que lo hace encantador. Wright permite a los espectadores verdaderamente involucrarse en la mente y corazón del joven conductor al describir sus emotivas relaciones con Debora y su padre adoptivo Joe (CJ Jones). El encanto de Elgort es una de las razones principales por las que su actuación funciona tan bien, pero eso apenas es el primer escalón. Cuando el guión lo exige, él tiene la capacidad de cambiar su semblante y ser tan absurdo como cualquiera de sus compañeros criminales -en particular hacia el final de la película. Con su energía de alto octanaje, Baby Driver es audaz, seductor y salvaje; es un estimulante paseo –a veces divertido; otras ocasiones, tenso–, pero como en la mayoría de sus películas, Wright no sabe cuándo poner freno. El director, con su entusiasmo desbordado por impresionar a la audiencia con sus trucos técnicos y su impecable trabajo de edición, extiende el relato innecesariamente y termina ofreciendo un desenlace poco osado.
Fecha de estreno en México: 10 de agosto, 2017.