Bacurau es una pequeña y remota aldea ubicada en el noreste de Brasil. A pesar de la sequía interminable que golpea la región, sus habitantes intentan vivir con simples reglas de convivencia. La muerte de la matriarca del pueblo, una anciana llamada Carmelita de casi 95 años, marca el comienzo de una serie de sucesos extraños: los teléfonos celulares dejan de funcionar, el pueblo se borra de los mapas geográficos, un político llega a la aldea con la esperanza de obtener apoyo para su elección solo para ser recibido con desprecio y aparecen objetos voladores manipulados por un grupo de sanguinarios mercenarios estadounidenses que ha emprendido un juego mortal con la complicidad de los poderes políticos locales. Esto obliga a los pobladores a organizarse en autodefensas y recurrir a la violencia ancestral para combatir las amenazas, convirtiendo a la aldea en la última frontera antes del apocalipsis.
Jugando con los géneros cinematográficos, los directores Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles confeccionan una historia que mezcla el western y el thriller con un surrealismo introspectivo y elegantes pinceladas de ciencia ficción a lo largo del filme, pero nunca abrumadoras o intrusivas, siempre en equilibrio con lo plausible. Las atmósferas iniciales de Bacurau (2019) son las de un relato etnológico y pronto dan paso a tonos más oscuros hasta llegar al drama sangriento. Pero a lo largo de ese camino, el filme se construye sólidamente como una alegoría sobre el poder que reprime a los débiles, la demagogia que suaviza las diferencias y que no tiene reparo en recurrir a auténticos sicarios profesionales para exterminar a un pueblo. Si bien es cierto que la conducción del relato es coral, hay dos intérpretes que emergen de manera imperiosa. Sonia Braga es una alcohólica franca pero también una heroína intrépida, mientras que Udo Kier es un asesino detestable que representa la podredumbre moral del imperialismo estadounidense, privado de toda ética. Es con la esperada, liberadora y muy irónica matanza final que Bacurau libera toda la energía reprimida y la voluntad revolucionaria, en nombre de la identidad local y contra el invasor vulgar. A pesar de algunas digresiones -por ejemplo, el largo encuentro estratégico de Udo Kier con su tropa-, y una reticencia sustancial pero sumamente funcional para revelar sus objetivos e intenciones, Bacurau logra alimentar constantemente su mensaje político, siempre claro y presente en cada giro o cambio de género. Y en el transcurso de la película, necesariamente surge una pregunta fundamental en el espectador: ¿este futuro cercano descrito en la ficción se parece más al pasado ancestral o al caótico presente? Mientras los ecos del glorioso Cinema Novo de antaño y su significación revolucionaria confrontan la política proestadounidense del actual presidente brasileño, Jair Bolsonaro, lo cierto es que persiste una convicción admirable: para sobrevivir se debe defender la identidad propia.
Fecha de estreno en México: 28 de enero, 2021
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