Andrea y Leid son dos amigas que viven en la misma favela de Belo Horizonte, en Brasil. La situación se siente cada vez más angustiante ahí dentro debido tanto al incremento de la actividad de grupos dedicados al narcotráfico, como a los rumores de que se prepara una de esas tristemente famosas incursiones de violentos grupos policiales que en la supuesta misión de imponer el orden terminan arrasando con justos y pecadores en idéntica medida. Es por eso que Andrea tiene pensado mudarse pronto hacia un sitio que, podemos inferir, no será del todo distinto del que ahora habita. Leid, madre de cuatros hijos, espera que su marido salga pronto de prisión, pues lo extraña y le hace falta su apoyo y a sus hijos su figura.
La joven realizadora brasileña de 28 años, Juliana Antunes, demuestra una intimidad con sus personajes que delata mucho trabajo detrás para la consecución de la confianza y cercanía que le permiten. De ese modo, puede fusionar secuencias de gran naturalidad, en las que parece que las mujeres (y quienes conviven con ellas, incluso los niños) se han olvidado de la presencia de la cámara, con otras en las que es notoria la ejecución de un plan determinado que no por eso contamina el realismo que se impone en todo momento del filme. Para Juliana es importante dignificar las vidas de estas personas a partir de mostrarlas fundamentalmente en sus ocasiones de ocio. Pese a que Andrea es manicurista y con su trabajo se sostiene, nunca la vemos trabajar. No es necesariamente a través del desempeño de una labor remunerada que se legitima la vida de una persona. Y aunque por momentos el hastío y el tedio que puede enfatizarse en existencias donde la precariedad es la norma se filtra en el mismo filme, la directora lo rescata de forma continua con ingenio y sensibilidad. Por un lado evade el sensacionalismo de la pobreza, además de dejar a la violencia presente solo como amenaza y acaso irrumpiendo a través del sonido en una inquietante secuencia; y, por el otro, rescata esos momentos sencillos, alegres, incluso juguetones y hasta amorosos, que permiten que la vida pueda sobrellevarse pese a lo que sea y que todos los seres humanos, vivan como vivan y donde vivan, disfrutan en modos similares: mediante una entretenida conversación, en la experiencia tactil con alguien cercano o, sencillamente, tomando una cerveza en una linda tarde soleada.
Baronesa forma parte de la gira AMBULANTE 2018.