David Sheff (Steve Carell) es un periodista que vive en compañía de su esposa, Karen (Maura Tierney), y sus dos pequeños hijos, pero Nic (Timothee Chalamet) -su hijo de un primer matrimonio con Vicki (Amy Ryan)- está constantemente en su mente debido al deterioro físico y psicológico que padece el joven a causa de su fuerte adicción al cristal meth. A pesar de su juventud, Nic ha estado atrapado en un ciclo vicioso de alcohol y drogas durante mucho tiempo; su presente es doloroso y su futuro luce desesperanzador. Atrapado en una ruta de depresiones, recaídas, falsos reinicios y fallidos intentos de rehabilitación, el padre no puede más que mostrarse impotente al no saber qué más hacer para ayudar. Al no poder comunicarse con Nic a lo largo de los años, David decide procesar la situación de una manera diferente, aprendiendo a retroceder e investigando la enfermedad de su hijo para ubicar finalmente algún nivel de estabilidad, combatiendo la fuerza de los recuerdos que tiene de Nic como un niño lleno de asombro y amor, ahora reemplazado por un ser humano angustiado y destruido que necesita descubrir las cosas por sí mismo.
Beautiful Boy: Siempre serás mi hijo (2018) marca el debut en inglés del cineasta belga, Felix Van Groeningen, así como la culminación de un intento de casi una década para adaptar las memorias de David y Nic Sheff sobre la experiencia de este último en la lucha contra la adicción a las drogas. El director tiene experiencia en las formas de sufrimiento dramático, que anteriormente exploró en The Broken Circle Breakdown (2012) -que detallaba la vida de una pareja enamorada y puesta a prueba por la realidad de la muerte trágica-. Su nuevo filme no es tan desgarrador, pero está cerca, estudiando los altibajos de la vida de Nic como adicto, utilizando la perspectiva de David como un padre derrotado. La mayor fortaleza de Beautiful Boy es que -aunque parezca contraintuitivo- hace pensar que la recuperación de la adicción es un proceso cíclico y que la recaída es un paso a menudo necesario para lograr un estado de sobriedad más permanente. El desafío de adaptar una memoria literaria consiste en superar la narrativa de tres actos, repetitiva, predecible y didáctica. Pero Groeningen logra salir triunfante -aunque para ello tuvo que luchar durante la postproducción del filme invirtiendo poco más de seis meses en la sala de edición con su colaborador Nico Leunen, e incluso montó varios cortes diferentes-. El corte final -aunque con pequeños problemas de ritmo debido a las dificultades para entretejer vivencias y secuencias de temporalidades distintas- sale a flote en gran medida por las actuaciones de Carell y Chalamet. El joven logró perder peso para representar de manera verosímil el aspecto físico de un adicto a las drogas, sin embargo, es su capacidad para captar el sentimiento conflictivo de culpa, frustración y desesperación lo que realmente hace que el personaje cobre vida en la pantalla. Carell también se destaca al transmitir la gran variedad de emociones de David, ya sea que esté luchando con el temor a la muerte de su hijo o la ira ante los conflictos sin solución.
Fecha de estreno en México: 8 de marzo, 2019.