En el Antiguo Testamento, un temible animal llamado Behemoth cuidó ferozmente sus dominios: las montañas. En la época moderna, la industria minera toma el lugar del monstruo. Bajo el sol, la belleza de tintes celestiales de las praderas es consumida por el polvo sombrío de las minas; los pastores y ganaderos de ovejas y vacas son expulsados –junto con sus animales– de los pastos verdes y brillantes para dar paso a la industria minera en constante expansión. El silencio de los paisajes oníricos de Ordos (una ciudad ubicada al suroeste de Mongolia Interior, territorio perteneciente a China) es interrumpido por el feroz estruendo de las explosiones realizadas alrededor de las montañas para tener múltiples accesos al recinto, considerado como la segunda mina de carbón más grande mundo. Unos luchan contra la fatiga y la asfixia, mientras que otros están al borde de la muerte con pulmones arruinados.
Enmarcado en el documental social, el realizador chino, Zhao Liang (Petition, 2009; Together, 2010), no deja de lado el lirismo visual para aproximarse a seres vulnerables, a un sector humilde que sufre los estragos de una sociedad gobernada por un capitalismo caótico, no reglamentado y monstruoso. Visual y conceptualmente, Behemoth (2015) se nutre de La divina comedia de Dante Alighieri. Mediante tomas panorámicas, el director muestra las mutaciones del paisaje: el rojo de los altos hornos, con sus chispas, es el infierno; el gris de los claustrofóbicos espacios de trabajo es el purgatorio; mientras que el azul del cielo que yace sobre la ciudad fantasma es el cielo. El director confecciona una especie de Koyaanisqatsi apocalíptico (referencia al documental de Godfrey Reggio), que se apoya en elementos del videoarte (la pantalla dividida por líneas oblicuas como herramienta para deconstruir los paisajes), para ejecutar una denuncia social al mismo tiempo que una reflexión poética sobre cómo China, en su ambición por alcanzar el paraíso, no ha hecho más que sumir a cientos de sus habitantes en un cruel infierno, una especie de agujero negro que se traga todo a gran velocidad. Behemoth va más allá del documental tradicional; además del registro de una problemática social actual, Zhao Liang logra estimular los sentidos del espectador permitiendo experimentar sensaciones prolongadas de angustia y dolor a través de imágenes cósmicas acompañadas de sonidos, música y silencios. El cineasta también va más allá de crear un documento político; consciente de su formación como fotógrafo y artista visual, el realizador chino muestra su habilidad para manipular las imágenes no como ejercicio estético, sino para reforzar el discurso sobre la codicia humana que se equipara al mítico monstruo que devora las montañas. El capitalismo y el consumismo globalizado han creado una enorme y hambrienta bestia que exige recursos naturales. Ese gigantesco Behemoth se ha desatado, y la responsabilidad es de todos, que somos consumidores de energía y recursos naturales con la única intención de acceder al más alto nivel de bienestar.
Minicrítica realizada durante Ambulante 2016.
Puedes verla en México del 13 al 26 de abril. Consulta las sedes y los horarios.