A principios de la década de 1970, en Londres, Inglaterra, el joven Farrokh Bulsara (Rami Malek), atraído por la música como una forma de expresión personal, busca algo más grande en su vida que simplemente ser un maletero. Luego de una breve discusión con su rígido padre (Ace Bhatti) en un hogar ligeramente opresivo, Farrokh decide asistir a un concierto en el que conoce a Brian May (Gwilym Lee) y Roger Taylor (Ben Hardy), dos músicos a los que más tarde se les une John Deacon (Joseph Mazzello). Rápidamente, el joven encuentra su lugar en el mundo y decide formar una banda, rebautizándose a sí mismo como Freddie Mercury mientras comienzan los planes para que el grupo tome el control del mundo. Cuando Queen se da a conocer en la escena musical e inicia su ascenso, Freddie encuentra consuelo en Mary (Lucy Boynton), una mujer amigable con quien pronto se compromete, pero su homosexualidad reprimida lo mantiene distraído en el camino. Al lidiar con su apetito por la extravagancia, Freddie vive el sueño con Queen, llevando su experimentación musical a las masas durante la próxima década, dándole a Freddie la vida que siempre ha deseado. Sin embargo, esta “familia” de músicos es desafiada por extraños, gente ambiciosa y oportunista que se aprovecha de la vulnerabilidad emocional de Freddie, quien pronto cae en un abismo de excesos y soledad, mientras que la popularidad de Queen comienza a disminuir.
Con otros grupos y artistas que han tenido sus biopics musicales en décadas recientes, es hora de que Queen se ponga de pie y disfrute de la atención. Sin embargo, Bohemian Rhapsody (2018) no se trata exactamente sobre la banda como una unidad, sino que la mayor atención es depositada en el cantante y ‘showman’, Freddie Mercury. Estructurada como una biopic convencional -orígenes humildes, explosión creativa, ascenso al estrellato, caída y fracaso, redención-, el director Bryan Singer (Jack the Giant Slayer, 2013; X-Men: Days of Future Past, 2014) y el guionista Anthony McCarten (The Theory of Everything, 2014; Darkest Hour, 2017)- tratan de pulir la condición de cantante legendario del protagonista, mientras dan vuelta a los mismos problemas personales durante 130 minutos, evitando profundizar en los esfuerzos creativos del resto de los integrantes y reiterando constantemente el dominio que Freddie tenía sobre el escenario para controlar y manipular a las audiencias mediante sus excéntricos ‘performances’, además de describir su manejo de la orientación sexual y la identidad, evidenciándolo a través de varias relaciones amorosas complicadas. Bohemian Rhapsody ofrece un vago sentido de la vida de Freddie de joven, donde enfrentó racismo casual debido a su herencia Parsi; su ascensión se maneja rápidamente eliminando los años complicados para establecer una banda; y el reconocimiento mundial viene de inmediato, sin permitirnos ver que gran parte del éxito, además del talento, depende del trabajo diario, arduo y constante. Singer se detiene en una divertida secuencia en la que Freddie discute con el jefe de EMI, Ray Foster (Mike Myers), sobre la importancia de la experimentación creativa, definiendo el sonido de Queen con un número de rock operístico que gobernaría las listas de popularidad. No obstante, ahogándose en sus fórmulas y convenciones, Singer es incapaz de desafiar el lenguaje cinematográfico, ni siquiera conjuga tonos y géneros de manera elocuente, para aproximarse a los ideales estéticos y conceptuales de Queen. El director construye breves escenas relacionadas con la invención de “We Will Rock You”, “Another One Bites the Dust” y “Love of my Life”, pero eso es todo para Queen como banda, ya que los otros miembros son descritos como hermanos, pero posicionados como obstáculos, con el pobre John Deacon básicamente retratado como un músico de sesión en el que nadie tenía ningún interés personal real. En el corazón de Bohemian Rhapsody está Malek como Freddie, y es una transformación asombrosa, con el actor deslizándose en la piel del cantante, quizá hay una exageración en los dientes grandes y los ojos penetrantes para el uso interminable de primeros planos del director. No obstante, su presencia y despliegue físico en el escenario es una coincidencia exacta con el movimiento de puños de Freddie y el arqueo hacia atrás, lo que hace que las secuencias de conciertos sean los únicos momentos vibrantes del filme. Singer recrea la presentación de Queen en el Live Aid de 1985 como un punto culminante, presentando una especie de escaparate extendido de la magia de la banda; un cierre fascinante que deleita el oído del público.
Fecha de estreno en México: 2 de noviembre, 2018.