Keith Reynolds (Guy Pearce) es un músico que tiene que conformarse con dar clases de piano en una escuela pública mientras continúa participando en audiciones para formar parte de la orquesta sinfónica de Nueva York como violonchelista. Mantiene una rutina cotidiana al lado de su tranquila esposa, Megan (Amy Ryan), y su extrovertida y sonriente hija, Lauren (Mackenzie Davis). Keith anhela con nostalgia su juventud bohemia, pero su vida predecible y sin sobresaltos de esposo responsable y padre cariñoso le otorgan estabilidad. Su esposa accede participar en un programa de intercambios estudiantiles para darle asilo a Sophie (Felicity Jones), una talentosa pianista proveniente de Londres. La joven despierta, en el músico melancólico, el carácter impulsivo que tanto había reprimido y se dispone a buscar nuevas experiencias, aunque éstas tengan trágicas consecuencias.
Dirigida por Drake Doremus (Douchebag, 2009; Like Crazy, 2011), Breathe In muestra cómo la llegada de un extraño modifica no sólo la dinámica familiar al interior del hogar, sino también despierta nuevas actitudes y sensaciones en cada uno de los integrantes. El hombre maduro que se siente atraído por el talento y la frescura de una joven; la esposa que opta por dejar de ser solidaria debido a las desatenciones del marido; y la hija que observa cómo se desmorona su familia. El filme le permite a Doremus aventurarse en un territorio más oscuro –comparándolo con sus películas anteriores–, pero se muestra cuidadoso, en cuanto a la verosimilitud del relato, y no permite que se le salga de control. La fotografía de John Guleserian (About Time, 2013) opta por atmósferas frías –tonalidades azules y beiges– para retratar el ambiente nostálgico que permea en Keith y Sophie, y que es enfatizada por las composiciones musicales originales de Dustin O'Halloran que conviven con algunos trabajos de Chopin.
LFG (@luisfer_crimi)