Vaughn (Jeffrey Dean Morgan) es un crupier de blackjack que trabaja en un casino perteneciente a The Pope (Robert De Niro), un experimentado líder de la mafia que utiliza su establecimiento como centro de operaciones ilícitas. Vaughn necesita una enorme cantidad de dinero para pagar la operación de su hija enferma; cuando él pierde su trabajo, decide unirse al irascible Cox (Dave Bautista), empleado del casino, para robarle a The Pope. Cuando la ejecución del robo se complica y los dos ladrones se encuentran en un autobús público, toman a los pasajeros como rehenes en un intento por salir libres de la misión.
Resalta el trabajo actoral de Dean Morgan como Vaughn, un hombre noble que, desesperado por la condición de su hija, impulsivamente se sumerge en el mundo criminal. El personaje de Dave Bautista es reducido al hombre violento que usa la fuerza bruta para solucionar cualquier conflicto y, después de algunos proyectos asociados a comedias ligeras y poco reflexivas, hay un innegable placer al volver a ver a Robert De Niro interpretando a un personaje corrupto. The Pope ha construido un imperio basado en la codicia y el asesinato, pero cuando es consciente de la cercanía de la muerte, decide enmendar muchas de las malas acciones que ha hecho a lo largo de los años. Desgraciadamente, el director Scott Mann y el guionista Stephen Cyrus Sepher no están interesados en el estudio psicológico del personaje, por lo que las decisiones de The Pope resultan incoherentes al interior del mundo de codicia, robos y venganzas de un relato que mezcla los inicios de Quentin Tarantino (Reservoir Dogs, 1992; Pulp Fiction, 1994), el Guy Ritchie de RocknRolla (2008) y la acción noventera al estilo Máxima velocidad (Speed, 1994). El director muestra cierta habilidad para manejar las secuencias de acción y los momentos de tensión, que usa para dirigir la película hacia las convenciones del género de acción, desembocando en un resultado final predecible y poco contundente.
Fecha de estreno en México: 13 de noviembre, 2015.