Un año después de ayudar a Marlin a rescatar a su hijo Nemo, Dory –perteneciente a la especie del pez cirujano regal, que se distingue por su intenso color azul y aletas amarillas–, que desde la infancia sufre insuficiencia de la memoria inmediata, de repente empieza a vislumbrar una serie de recuerdos borrosos en torno a sus orígenes y su familia. Debido a esto, ella decide emprender un arduo trayecto a lo largo del inmenso océano en busca de sus padres.
Si bien es cierto que la ingenuidad de Dory y la manera tan fácil con la que ella olvidaba las cosas producían un encanto cómico en Buscando a Nemo (2003), en esta secuela, Buscando a Dory (Finding Dory, 2016), el director y guionista estadounidense, Andrew Stanton (A Bug’s Life, 1998; Wall·E, 2008), opta por abordar la fragilidad de la memoria, la pérdida de los recuerdos y las rupturas familiares desde una postura reflexiva, inteligente y sensata, pero sin perder la capacidad de producir momentos divertidos y ocurrentes. Además del mesurado uso de gags visuales –aunque muchos de ellos pertenecientes al catálogo de su predecesora– y el extraordinario trabajo técnico para crear un universo cristalino de animación, uno de los mayores aciertos del filme es sacarle provecho a una especie de bifurcación en el guión para que el relato se divida en dos aventuras, pero sin perder los vínculos que las unen: por un lado, Dory buscando a sus padres con la ayuda de un pulpo (maestro del camuflaje, sumamente gruñón, pero de noble corazón); y por otra parte, Nemo y Marlin tratando de ubicar a Dory. Esta estrategia le otorga dinamismo a la historia porque el filme es capaz de transitar de la introspección (en torno a la identidad, la memoria y la familia) a la agitada aventura de una colorida fauna marina que de desplaza hacia todas direcciones. Es pertinente señalar que en esta película no hay villanos; y sin la necesidad de recurrir a los “malos”, Andrew Stanton entiende que el trayecto de la vida es capaz de proporcionar peligros, sorpresas y emociones. Esta nueva colaboración entre Disney y Pixar también introduce nuevos personajes (una ave psicótica, un grupo de tiernas nutrias, tres holgazanes lobos marinos y un par de astutas ballenas) con funciones muy importantes para determinar el rumbo de la misión de Dory. En última instancia, Buscando a Dory es una audaz y entretenida aventura, por momentos agridulce, que le da continuidad al enfoque que Pixar ha establecido en varios de sus filmes: la enseñanza de lecciones valiosas sobre cómo enfrentar los obstáculos de la vida.
Consulta los horarios en: Cinépolis, Cinemex
Fecha de estreno en México: 15 de julio, 2016.