Lee aquí nuestra reseña de Caballo dinero
Ve nuestra entrevista con Pedro Costa
Ventura, un hombre viejo procedente de Cabo Verde, cruza una puerta subterránea de un estrecho y obscuro corredor. Su presencia es casi fantasmal; el hombre semidesnudo avanza lentamente, padece una enfermedad nerviosa que le produce un permanente temblor en las manos y complicaciones para respirar. Él asegura que tiene 19 años, y que vive en el 11 de marzo de 1975; su cuerpo habita el presente, pero su mente está acorralada en el pasado, en una fecha importante de la historia de Portugal. Aquel día, el general António de Spínola encabezó un intento de golpe de Estado, que terminó fracasando y fortaleciendo a la oposición. En la vida real, Ventura marchó por las calles de Lisboa, y después se refugió en una zona de arbustos. La decadencia del cuerpo es el resultado de las promesas incumplidas de aquella revolución; el descuido y maltrato contra la población migrante; los resultados de llevar toda una vida de pobreza extrema sometiendo el cuerpo a extenuantes jornadas laborales. Ventura transita pasajes subterráneos, se pasea dentro y fuera de distintas habitaciones, llega a una sala de hospital donde recibe tratamiento. Todos esos sitios parecen ser las zonas ocultas y reprimidas de su mente que conocemos a lo largo del filme. En una de las mejores escenas de la película, Ventura comparte el reducido espacio de un elevador con la “estatua viviente” de un soldado metálico; este es el momento de la verdad que se remonta al origen de su trauma, a la fuente de sus miedos, a la angustiante tortura provocada por los sucesos históricos enmarcada por la perturbadora pieza musical “Aparición de la Iglesia eterna” de Olivier Messiaen.
Cavalo dinheiro (2014), dirigida por Pedro Costa, abre con una serie de fotografías de Jacob Riis –sobre las comunidades pobres y migrantes de Estados Unidos a principios del siglo XX– para plantear una poderosa denuncia de la injusticia racial y social en Portugal y en la Europa moderna. El filme es, también, un nuevo pináculo en el arte de Costa; el rigor formal con el que construye cada plano –cámara fija, lento desplazamiento de los actores, inquietantes sonidos provenientes del fuera de campo, la arquitectura como guía para enmarcar a los personajes, los intensos claroscuros que recuerdan la pintura de Caravaggio y Georges de la Tour, la sensación de texturas – arroja al espectador a una atmósfera silenciosa y sombría donde la memoria, los deseos, los traumas y la supervivencia se conjugan en una tierra de nadie, en un espacio espectral que incluye pasado y presente.
LFG (@luisfer_crimi)
Minicrítica realizada durante FICUNAM 2015.
Fecha de estreno en México: 11 de diciembre, 2015.