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Carlos (Antonio de la Torre), un sastre que vive y trabaja en la ciudad española de Granada, es un hombre serio, poco expresivo, que rara vez interactúa con alguien más allá de sus clientes. Un hombre respetable e introvertido que satisface sus deseos y calma el hambre que siente asesinando mujeres hermosas, a quienes mutila para posteriormente devorarlas en su mesa. Pronto, a las afueras de su departamento, conoce a la dulce y cautivante, Nina (Olimpia Melinte), una mujer procedente de Rumania que ha llegado a la ciudad para buscar a su hermana, Aurora (también interpretada por Melinte), vecina de Carlos y la más reciente víctima de este caníbal. Lo que parece ser el encuentro con su nueva cena, pronto se convierte en una atracción amorosa que afecta y confunde intensamente a Carlos.

Caníbal (2013) está impregnado de los valores tradicionales y las connotaciones religiosas que definen la región sur de España; como fondo de las acciones del relato, se encuentra el tono solemne y festivo de la Pascua –incluso vemos a Carlos trabajando responsablemente en la reelaboración de un manto santo que será utilizado durante las procesiones de Semana Santa–. El director español, Manuel Martín Cuenca (Cuatro puntos cardinales, 2002; Malas temporadas, 2005) explora el extravagante tema del canibalismo con absoluta convicción, seguridad y tacto; en lugar de crear un filme efectista y gore plagado de sangrientas escenas, decide centrarse en el estudio del personaje, magníficamente interpretado por Antonio de la Torre (Volver, 2006), cuyos gestos, posturas y acciones son suficientes para transmitir intimidación, amenaza, peligro y miedo, pero al mismo tiempo, su semblante sereno crea una atmósfera de confianza y apaciguamiento, rasgos que terminan por convencer a Nina de permanecer a su lado. El paisaje y la geografía (desde calles empedradas y construcciones medievales hasta montañas de nieve) juegan un papel integral en la visión de Martín Cuenca; esto permite pensar los espacios y escenarios como una metáfora de la naturaleza cambiante de la sociedad española, específicamente respecto a la manera en que en los años recientes se ha intensificado la interacción con el resto de Europa. El préstamo de algunos elementos del film noir hacen de Caníbal una película perturbadora, intoxicante, que mantiene en vilo al espectador hasta el crudo desenlace; no se trata de la tensión planteada a partir del cómo y cuándo buscará a su próxima víctima, sino que el verdadero foco está en la confusión de emociones contradictorias que siente el sastre, un hombre que lleva a cabo una profunda lucha consigo mismo con la intención de ser normal. Martín Cuenca cuestiona el tema del amor desde una perspectiva malévola y salvaje indagando sobre la naturaleza de ese sentimiento e interrogando los límites del perdón y la redención, y recordándonos que no siempre se cumple el viejo adagio de “el amor lo puede todo”.

LFG (@luisfer_crimi)

Fecha de estreno en México: 29 de mayo, 2015.