Julian (Plutarco Haza) le repite constantemente a su esposa Mariana (Mariana Seoane) que desearía que ella tuviera sexo con otros hombres y que le contara cada detalle de estos encuentros. La única condición es que siempre debe volver a él. Para todo el mundo, ellos son la pareja perfecta. Él es un fotógrafo de guerra, y ella, una consolidada arquitecta. Tienen dos hijos adolescentes y una buena casa. Todo cambia cuando la situación propicia que Mariana se sienta atraída por otro hombre, Javier (Humberto Zurita). Los celos consumen a Julian y esto provoca que su vida de ensueño empiece a desmoronarse poco a poco.
Las actuaciones de los protagonistas no trascienden por completo los clichés impuestos por los diálogos: Javier, es el caballero; Mariana, quien lleva más peso sobre sus hombros, es la madre abnegada mexicana. Julián sufre una transformación más natural. Sin embargo, la historia fluye a través del melodrama con una reverberante moralina que no termina de hacerse presente. Por momentos hay expresividad en las secuencias, pero pronto caen para asimilarse a una telenovela.
AS (@albertosandel)