Rubén (Daniel Haddad) es un mediocre contador que alardea de fama y fortuna porque le ha vendido una “historia original” –sobre el robo de varios centenarios– a un productor de cine que está dispuesto a llevar el relato de crimen e intriga a la pantalla grande. Cuando Elena (Zuria Vega), una conocida de Rubén, se entera de sus actos, decide reclamarle, haciendo énfasis en que el verdadero autor de esa historia es Adalberto (Juan Pablo Medina), un editor literario que se encuentra en la cárcel por ser responsable del intento de robo fallido que inspiró esa “historia original”. Rubén no hace mucho caso, e incluso comienza a integrarse al equipo creativo de la película para asesorar al guionista y al director. Debido a una serie de indiscreciones cometidas por una frustrada profesora de literatura (Adriana Paz) y un entrometido periodista (Christopher Von Uckermann) que tienen contacto con el recluso, Adalberto se entera que Rubén utilizó su idea del robo sin darle crédito, así que promete salir de la cárcel lo más pronto posible para ajustar cuentas con su amigo traidor.
Escrita por Luis Eduardo Reyes (Amor letra por letra, 2008) y dirigida por Guillermo Barba (Amar no es querer, 2011), Casi una gran estafa (2017) es una comedia superficial que pretende explorar los conceptos de original y copia, pero lo hace desde la ligereza y el desacierto. Es muy fácil portar con orgullo el estandarte de la farsa para justificar el tono burlón y exagerado de las situaciones, las actuaciones acartonadas, los diálogos artificiales, presuntuosos y ridículos (que se nutren de las frases más cursis de Eugène Ionesco y Victor Hugo, o de refranes y dichos populares), el burdo y caricaturesco uso de la música y el grotesco diseño de producción con reminiscencias a lo kitsch, es decir, una estética pobre con muchas aspiraciones. La cadena de acontecimientos no es intrincada, compleja ni desafiante; es sólo la acumulación desorganizada de anécdotas en torno a descifrar quién le robó a quién. Y en medio de ese caos, los personajes son reducidos a mujeres necesitadas de cariño y ansiosas de sexo, que se involucran con hombres desleales y codiciosos para dar paso a enredos amorosos innecesarios que poco aportan a la trama central del filme. Lo peor de todo es que detrás de estos desatinos no hay indicios de una mínima comprensión de las dinámicas y los vínculos que existen entre la originalidad, la copia y el plagio, ni mucho menos de las estrategias metarreflexivas (o los ‘palimpsestos’, como los llamaba Gérard Genette) para poder narrar con elegancia y astucia la elaboración de una película dentro de la propia película.
Fecha de estreno en México: 25 de agosto, 2017.