Dice Federico Campbell en su libro Padre y memoria (UAM, 2009) "si realmente hay un fantasma –ya lo sabía Shakeaspeare desde la primera página de Hamlet– ése es el del padre, que siempre tenemos en el hombro como perico de pirata". Y ese fantasma lleva a una niña de 12 años de edad, Lila (Paula Hertzog, El premio) a desenroscar del mástil de antena una placa en medio de un desolado y gélido paisaje. La placa se vuelve el tótem que impulsará a Lila a llevar un paso adelante su deseo de conocer a su padre del que no sabe ni su nombre y quien, probablemente hace algún tiempo, conoció a su madre mientras se encargaba del montaje de la antena que se yergue en el solitario territorio argentino. La voluntad –indomable– de la niña la empuja a intentar escaparse en dos ocasiones del colegio en el que estudia, en medio de las sierras cordobesas. Su actitud rebelde sólo es entendida por su maestra de Ciencias Naturales (Paola Barrientos), quien ve en esta un pedido de auxilio, por lo que la ayudará a encontrar a su padre en una travesía que transita lo mismo entre el deseo de la niña, la triste realidad de un padre casi inexistente y las complejidades a las que la profesora se enfrenta al insertarse en el drama familiar de su alumna.
Ya en su cortometraje Distancias (velo aquí) –que recuerda intensamente a De jueves a domingo (2012) de Lucía Sotomayor, cinta con la que Ciencias naturales guarda diversos paralelismos: protagonista femenina infantil, un viaje en auto, rupturas familiares-, Lucchesi había dirigido su atención a las escisiones familiares derivadas de una figura paterna borrosa y ausente, por lo que no es de extrañarse que Ciencias naturales, su primer largometraje, se decante por este tema con singular inteligencia sin pretensiones ni adornos. La moderación y la calma moldean la representación de un personaje principal infantil que si bien es esquivo y necio –como el Cyril de Le gamin au vélo (2011) de los hermanos Dardenne-, ofrece un heterogéneo boceto de emociones que van desde la inocencia hasta la frustración, pasando por la alegría esperanzadora producto del deseo conocer su origen biológico, surgido de la necesidad de definir su identidad ante su inminente paso a la adolescencia. La fotografía de Sebastián Ferrero, que captura la inmensidad de las sierras de la desolada ruta que lleva a Lila y su maestra en búsqueda de su padre, acompaña a la cinta que es delicada, espaciosa, lacónicamente afectiva y escasa en los artilugios que usa, acaso como los conocimientos con los que cuenta Lila sobre su padre.
JAR (@franzkie_)
Minicrítica realizada para el 34 Foro Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
Fecha de estreno en México: 5 de junio, 2015.