Hannah (Kali Hawk), una tímida y reservada estudiante de literatura, es enviada a entrevistar al importante empresario, Christian Black (Marlon Wayans), para cubrir a su compañera de cuarto que no puede ir por un fuerte caso de clamidia. Hanna y Christian sienten una atracción inmediata y pronto la joven sucumbe ante los placeres sadomasoquistas de Christian, relación que la llevará a experimentar todo tipo de juegos sexuales.
Manteniendo prácticamente la misma premisa que la película original, Cincuenta sombras de Black, inevitable parodia del fenómeno cinematográfico del 2015 basado en los libros de E.L. James, Cincuenta sombras de Grey, es más ofensiva que graciosa. Wayans, protagonista, coguionista y coproductor, no saca provecho del humor involuntario que ya era evidente en el filme de Sam Taylor-Johnson, sino que dirige la burla hacia lo grotesco y lo desagradable, haciendo hincapié en los fluidos corporales, órganos sexuales en ambos extremos de lo inusual (muy pequeños o ridículamente grandes), y la eyaculación precoz. Hacia el final del filme, el guión de Wayans y Rick Alvarez toma un giro que podría ser considerado como verdadera crítica al fetichismo de la raza negra en el cine y la degradación de las mujeres dentro del género erótico, pero la propuesta no dura lo suficiente para causar un impacto significativo, y se ahoga en un mar de bromas de muy mal gusto sobre racismo, violación, abuso infantil y acoso.
Fecha de estreno en México: 5 de febrero, 2016.