Cindy (Cassandra Sánchez-Navarro) habita la cima del mundo. Al menos así es como se refiere a su lugar de origen, San Pedro Garza García, un municipio con alto nivel económico ubicado en el estado de Nuevo León. La joven de 24 años -que vive en una lujosa casa y goza de un sinfín de comodidades- disfruta, a partir de las entradas que escribe en su blog, dar consejos a otras mujeres, ya sea para conseguir pareja o para poder casarse. Justo la noche de su cumpleaños, Cindy recibe esa propuesta que aparentemente tanto esperaba por parte de su novio Pepe (Carlos Gatica). No obstante, en un ataque de nerviosismo y temor, la mujer decide huir, no sólo de su fiesta sino de todo su entorno. Cuando llega a la Ciudad de México, Cindy choca con una serie de actitudes, comportamientos y tradiciones con las que nunca había tenido contacto. Fuera de su hábitat y zona de confort, la joven obtiene consuelo, apoyo y amistad incondicional en su prima Angie (Regina Blandón) y en su abuela Mercedes (Isela Vega) para, primero, conseguir un empleo y, después, experimentar distintos modos de relacionarse con los hombres para comprender lo que verdaderamente necesita para sentirse cómoda, empoderada y feliz.
Ya sea la intimidad de una habitación donde yace una anciana enferma en Las horas contigo (2015), el énfasis en la distancia que divide Los Ángeles de Ensenada en Todos queremos a alguien (2017) o la ruptura de una pareja de treintañeros después de varios años de convivencia en Todos los días son nuestros (2016), la cineasta y escritora mexicana Catalina Aguilar Mastretta ha evidenciado una afinada -por momentos punzante- sensibilidad para colocar personajes en situaciones donde se ven obligados a descubrir espacios insospechados, experimentar emociones distintas a las de costumbre y conocer nuevas personas (o reencontrarse con las del pasado) para modificar su brújula de comodidad y redescubrirse a sí mismos. Y ese trayecto es, con algunas variantes, uno parecido al que, desde la comedia romántica, transita Cindy la regia (2020), inspirado en el personaje creado por Ricardo Cucamonga. Ruidosa, inquieta, alborotadora, franca, un poco metiche y seguidora de los Rayados, Cindy no tiene muchos problemas para encontrar trabajo recién llegada a la capital. Si bien es cierto que su talento, belleza y alto nivel educativo (pronuncia un inglés perfecto) le abren muchas y nuevas puertas, no sólo laborales sino también amorosas, la joven se muestra comprometida con su trabajo, permitiendo que su lado creativo, espontáneo, relajado y divertido aporte nuevas ideas a la revista y editorial. Lamentablemente, los creadores -tanto Mastretta como el codirector Santiago Limón (Hasta que la boda nos separe, 2018)- no manifiestan ningún tipo de creatividad a nivel visual. Imágenes coloridas (que acompañan muy bien la personalidad extrovertida de Cindy), pero lisas y chatas (como los espejos en los que el reflejo de la mujer cobra vida); una banda sonora festiva y alegre que muy pronto pierde su encanto al convertirse en un recurso reiterativo, aletargado y soso para transmitir estados de ánimo de manera muy obvia; un trabajo de montaje predecible, cuya oposición de planos jamás revela alguna sorpresa e incluso presenta un par de problemas de continuidad en la edición. Aunque existe una noble intención por otorgar momentos de auténtica introspección a la protagonista, algo muy pocas veces visto en este tipo de filmes -por ejemplo, la manera silenciosa y sutil en la que Cindy reacciona cuando su compañera de trabajo (Diana Bovio) la califica como una MMC (“mientras me caso”) o el genuino “empujón” que la da a su amigo fotógrafo (Giuseppe Gamba) para que éste se anime a romper las barreras y exhiba su obra en Instagram-, éstos se manifiestan sólo como ecos lejanos y huellas difusas, ya que terminan siendo absorbidas por las fórmulas del género, incluyendo una desatinada persecución por las avenidas de CDMX y una boda fastuosa en tierras regias.
Fecha de estreno en México: 24 de enero, 2020.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex