El filme inicia con un plano cenital que sólo muestra una gruesa capa de nieve blanquísima. Una mujer, aparentemente herida y ensangrentada, aparece en la toma y se desploma al llegar al centro del encuadre. La escena se corta y ahora vemos una televisión que transmite el casting de un grupo de bailarines. Enmarcando el televisor, por un lado hay una pila de películas en formatos de antaño -Possession (1981), Eraserhead (1977), Un chien andalou (1929) y Suspiria (1977)- y por el otro, libros de autores como Nietzsche, F.W. Murnau y Fritz Lang. Nuevamente la escena se corta y tan sólo escuchamos una pieza musical. La imagen aparece, los bailarines -previamente presentados en las audiciones- ensayan una elaborada coreografía que nos permite ver tanto el rendimiento físico y la diversidad racial, como las características que hacen que cada uno presente un estilo de danza único. Los esbeltos y estilizados cuerpos se mueven bajo una misma armonía, dejándose llevar por el ritmo de la música. Al finalizar la rutina, comienza una fiesta. En grupos de dos o tres personas, conversan sobre cosas triviales que refieren a los demás y a ellos mismos. Son el claro ejemplo de una sociedad civilizada que reserva los comentarios lascivos para externarnos sólo con alguien que –esperan- guarde el secreto. Pero la línea que la convivencia ha dibujado, se hace añicos cuando uno de los bailarines secretamente pone en el ponche una buena cantidad de LSD.
Gaspar Noé rinde un homenaje al cuerpo y al éxtasis del baile en Climax (2018). Basándose libremente en un suceso ocurrido en 1996, el cineasta arrastra a un vórtice de locura tanto a sus personajes como al espectador. En un primer instante, el filme posee una energía que se acompasa con el movimiento de los bailarines. A medida que sus cuerpos se contorsionan, también lo hace la cámara de Benoît Debie (Enter the Void, 2009; Irréversible, 2002), que sigue al grupo de danza por una serie de subtramas derivadas de su viaje de LSD. Para tal resultado, el cinefotógrafo hace uso de dos elementos: crea un efecto caótico a partir de tomas que orbitan sobre los personajes y que giran a medida que la locura los va atrapando, y construye distintos espacios en un mismo lugar gracias a una saturada paleta de azules, rojos y verdes. El guion, realizado también por el cineasta, se toma su tiempo para establecer la armonía de un grupo –que bien puede reflejar una sociedad- que sigue los lineamientos y estructuras de la cordialidad, y después lo hace pedazos hasta convertirlo en un ente que devora a cada uno de los personajes, resumiendo esto en un intertítulo que dice: “La vida es una colectividad imposible”. Con aterradoras referencias de eterno baile como al que se refiere el ballet interpretado en The Red Shoes (1948), el director construye una historia que progresivamente se hace más y más obscura hasta crear un sentimiento de opresión en aquellos que la ven.
Fecha de estreno en México: 18 de enero, 2019.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cineteca Nacional