Sidonie-Gabrielle Colette (Keira Knightley) es una joven procedente de un pequeño pueblo rural en Francia que se enamora de un editor llamado Willy (Dominic West). Después de casarse y mudarse con él a París, la mujer entra en contacto con una influyente sociedad de escritores, artistas e intelectuales. Sin embargo, Colette pronto descubre que Willy no es un hombre honesto o leal, sino que simplemente vive de una imagen que creó. Su esposo la orilla a trabajar como ‘escritora fantasma’ de su próxima novela en la que Colette decide utilizar sus propias experiencias infantiles para inventar al personaje principal al que llama Claudine. La novela se convierte en un gran éxito en toda Francia y Willy es elogiado por el trabajo realizado. A medida que la novela gana adeptos y se vuelve legendaria, Willy capitaliza el éxito y “crea” todo un imperio de historias y recuerdos de Claudine para convertirse en la sensación literaria. Colette, cansada de ser la ama de casa que no tiene dinero, ni voz ni poder en su relación, decide crear una libertad similar a la que ha plasmado en papel. Ella comienza a escribir y realizar sus propias obras literarias que incluyen escenas de amor entre mujeres, un escándalo para la época, al mismo tiempo que debe hacer frente a las amenazas y hostigamientos de Willy.
Al igual que con su filme anterior, Still Alice (2014), el cineasta inglés, Wash Westmoreland, exhibe su capacidad para crear personajes femeninos complejos y fuertes y contar sus historias con una sensibilidad equilibrada. La delicada y hermosa disposición de palabras de Colette, la elegante moda que encarnaba tanto en su vida personal como en el teatro y su delicadeza como ser humano son suficientes ingredientes por sí mismos para crear una historia convincente sobre una figura histórica con múltiples talentos, pero el tiempo lo es todo y, a comienzos del siglo XX, la sociedad no estaba de su lado. Colette (2018) cuenta la historia de una mujer descubriéndose a sí misma, su sexualidad e identidad de género, lanzando una serie de mensajes que no podrían ser más que oportunos para la época. Eso sí, culminando con un monólogo apasionado, pero artificial y chantajista, listo para el Oscar. En algunos momentos, el guion de Richard Glatzer y Rebecca Lenkiewicz socava el impacto de los elementos más subversivos que eventualmente comienzan a surgir, como lo son los temas de la vergüenza y la libertad sexual. No hace falta decir que la relación que se muestra en el filme no es saludable, por lo que cada vez que Colette levanta la voz o parece estar lista para enfrentarse a este narcisista dominante, es palpable la catarsis emocional que podría liberarse. En cambio, Willy encuentra nuevas formas de mantenerla atada, por así decirlo. Colette no sólo funciona como una carta de amor elaborada para una figura femenina tan icónica, sino también como una crítica contra la masculinidad tóxica, los egos masculinos frágiles y los patrones de comportamiento sociopático. Keira Knightley ha consolidado su carrera -en gran parte- por su constante participación en los dramas de época. Ella es resplandeciente como la heroína del relato, retratando la evolución de su personaje con sofisticación, confianza, gracia y vulnerabilidad hasta que se convierte en la apasionada mujer que toma el control de su propia vida. Mientras tanto, West maneja a Willy con una intención cómica, a veces delimitada por rasgos caricaturescos, pero siempre con su increíble química con Knightley.
Fecha de estreno en México: 26 de octubre, 2018.