Las tres protagonistas de Cómo impedir una boda (2012), que se estrenó en el festival de Sundance el año pasado, bien podrían ser la pesadilla de cualquier futura esposa. Hacen públicos apodos de secundaria en pleno brindis, vomitan, rompen el vestido de bodas en fin, un puñado de acciones dignas de una dama de honor versión Chicas pesadas (2004).
Interpretadas por Kirsten Dunst (Melancholia, 2010), Isla Fisher (El Gran Gatsby, 2013) y Lizzy Caplan (127 horas, 2010) las damas de honor de la cinta que marca el debut de la realizadora estadounidense Leslye Headland, se encargan de convertir el momento más feliz de su amiga plus-size- a cargo de Rebel Wilson (Mi vecino, el asesino, 2012) en un cuento de hadas lleno de cocaína, sexo e improvisados esfuerzos por salvar del desastre la unión de su compañera de preparatoria. Cómo impedir una boda es la adaptación cinematográfica de la obra teatral 'Bachelorette' (título original de la cinta) también escrita por Headland, donde los clásicos enredos aparecen, aunque aderezados por momentos frescos de ácida comicidad como el monólogo que el personaje interpretado por Caplan da un extraño sentado a su lado en un avión, sobre el poder de la manipulación vía sexo oral. Sin embargo, la irreverencia de los tres roles principales-así como su innata 'maldad'- poco a poco se eclipsan hasta que el desastre de la boda se convierte en una amiga complacida, una cantada declaración de amor y en el triunfo autocompasivo de tres amigas que, al final de cuentas, tienen que celebrar una boda.
JAR (@franzkie_)
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