Después de llevar su corazón -literalmente- demasiado lejos como piloto de campeonato, Carroll Shelby (Matt Damon) decide cambiar de bríos y comienza a dedicarse a la fabricación de algunos de los mejores autos de carrera. Después de una larga disputa, el fundador de Ferrari -Enzo Ferrari (Remo Girone)- y el magnate de Ford Motor Company -Henry Ford II (Tracy Letts)- han decidido probarse a sí mismos en el circuito de carreras, con Ford desesperado por superar a Ferrari y aturdir al mundo con sus autos. Al contratar a Carroll para supervisar la misión de ganar las 24 horas de la carrera de Le Mans, en Francia, Henry no está seguro de su elección de piloto, ya que Ken Miles (Christian Bale) no es el adecuado para la imagen de la compañía. A pesar de su apariencia áspera -incluso agresiva- Ken no sólo es un estupendo conductor, sino que también es un hombre dedicado a su esposa Mollie (Caitriona Balfe) y su hijo Peter (Noah Jupe). Con el tiempo bajo el capó, Ken entrena en una pista de práctica, tratando de perfeccionar el Ford GT40 para la gran carrera. Enfrentando reveses y accidentes corporativos, Carroll y Ken se esfuerzan por demostrar su valía en la industria de las carreras de automóviles, al mismo tiempo que luchan por recuperar su amistad.
Luego de pasar varios años sumergido en los relatos cinematográficos inspirados en los cómics (The Wolverine y Logan, por ejemplo), el director estadounidense James Mangold coloca su mirada sobre una serie de acontecimientos reales del pasado para confeccionar un nuevo relato sobre la fascinación de la rapidez, pero principalmente sobre los límites y alcances del ser humano. Contra lo imposible (Ford v Ferrari, 2019) es una película con muy pocos matices; desde el inicio, Mangold orquesta una experiencia de visualización a toda velocidad, con algunos altibajos narrativos, pero con un par de actores increíbles y una serie de habilidades técnicas extraordinarias que le permiten al director llevar a buen puerto un guion -escrito a tres manos (Jez Butterworth, John-Henry Butterworth y Jason Keller)- que no está preocupado por expandirse en los detalles de la preparación de la carrera de Le Mans, sino que busca reflejar las tensiones, anhelos, traumas, desafíos y pulsiones del individuo cuando se enfrenta a una tarea a toda velocidad. En este sentido, puede sentirse que el filme simplifica las complejidades del contexto y mundo específico que está representando, pero eso se compensa con la presencia de personajes muy bien definidos que se enfrentan a objetivos personales claros, encontrando a Carroll con su intento por restaurar parte de la gloria de las carreras que perdió debido a limitaciones médicas, obligado a reenfocar su dominio del automóvil desde la barrera. Por su parte, Ken es un demonio de la velocidad estrangulado por las demandas de la vida, tratando de mantener a su familia, pero incapaz de llegar a fin de mes, encontrando que su naturaleza espinosa no es adecuada para el servicio al cliente de la estación de servicio en la que trabaja. Carroll tiene la tarea de lograr una victoria para Ford, con Henry obsesionado con humillar a Enzo, dispuesto a gastar mucho para crear un automóvil capaz de superar a un Ferrari, un sueño técnico que pocos en el mundo de las carreras podrían considerar. Las secuencias de los autos de carrera en acción y la recreación de las 24 horas de Le Mans de 1966 son las principales atracciones de Contra lo imposible. Mangold y el cinefotógrafo Phedon Papamichael (Nebraska, 2013) filman estas escenas con una mano firme, lo que permite a los espectadores ver todo lo que está sucediendo y al mismo tiempo experimentar la emoción que conlleva ser un cuerpo que se mueve a grandes velocidades en el espacio y el tiempo. Las secuencias de carreras de la película combinan las acrobacias sencillas pero congruentes con un CGI sobrio y delicado, y el espectáculo resultante es realmente visceral en la forma en que captura el ambiente visual y sonoro de la pista.
Fecha de estreno en México: 15 de noviembre, 2019.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex