Durante su adolescencia, poco antes de ingresar a la universidad, Jared (Lucas Hedges) demuestra sus aptitudes para los deportes -específicamente el basquetbol- y mantiene un estilo de vida saludable -corriendo por las mañanas-. Tiene una linda novia y hace lo mejor que puede para complacer a su madre, Nancy (Nicole Kidman), y su padre, Marshall (Russell Crowe), un vendedor de autos que además trabaja como pastor evangélico local. Tratando de ser el niño perfecto para sus padres, cumpliendo con sus expectativas y las de Dios, Jared se siente agobiado por la culpa, incapaz de reprimir sus sentimientos homosexuales, descubriendo que su verdadero ser se manifiesta una vez que ingresa a una universidad cristiana. Después de que su madre y su padre descubren su secreto, Jared acepta participar en “Love in Action”, un campo de conversión de homosexuales dirigido por Sykes (Joel Edgerton), quien utiliza intensas terapias para aniquilar la homosexualidad ‘que habita’ en los jóvenes inscritos a este programa. Aunque inicialmente Jared participa para no avergonzar a su padre, pronto descubre el tremendo daño psicológico que Sykes puede causar.

Dirigido por Joel Edgerton y basado en una historia real a partir del libro de memorias de Garrard Conley, Corazón borrado (Boy Erased, 2018) examina el pánico, la angustia y el maltrato psicológico que experimenta un joven cuando se somete a regañadientes a un sistema creado para destruir su espíritu natural. El filme describe con claridad el funcionamiento del controvertido “Love in Action”; el programa consiste en aislar a los jóvenes del mundo exterior durante la mayor parte del día, separándolos de los teléfonos y las herramientas de escritura, mientras que los viajes al baño requieren un acompañante, ya que el rechazo y miedo a la masturbación es una de las muchas fuerzas orientadoras del programa. Jared se asusta, lo despojan de todo cuando entra en las instalaciones mientras Nancy se queda en la habitación de un hotel cercano esperando pacientemente que una fuerza extraiga la homosexualidad de su único hijo. A medida que nos adentramos en este espacio de reclusión, es fascinante descubrir la manera en que Edgerton resalta el ambiente militar, presionando a los jóvenes para que se sometan a Dios y su camino divino de la heterosexualidad. Si bien es cierto que no se exploran visceralmente las sesiones violentas y los métodos de control mental para convencer a los pacientes, Edgerton pinta un retrato de la manipulación, e incluso de la tortura, exponiendo las humillaciones en nombre de Dios; examina de manera inquietante la tensión que se genera entre el sentido de la identidad y la resignación, creando una mirada aguda sobre el desmantelamiento del alma humana. Las actuaciones de Hedges y Crowe son satisfactorias para este tipo de dramas que de vez en cuando aprovechan las discusiones familiares como pequeñas trampas para generar lagrimeos en la audiencia; el joven retrata con habilidad las frustraciones de Jared consigo mismo y con los demás, mientras que Marshall, el padre, se siente atrapado entre el amor por su hijo y el disgusto de sentir que la preferencia sexual de Jared está contra del camino de Dios. Donde Corazón borrado tropieza es con Sykes, quien no se presenta como el cerebro intelectual de la manipulación, sino como un tipo que en realidad no tiene mucho control sobre su propio programa. Es difícil creer que Jared permanecerá sometido a un hombre así durante mucho tiempo, y Edgerton no hace nada sustancial con las deficiencias del líder, que sólo es retratado como un oportunista. Sin embargo, Corazón borrado resulta ser un mensaje muy claro destinado a la audiencia adulta; en última instancia es un filme que al menos intenta proporcionar las herramientas para erradicar el virus extremadamente peligroso de la ignorancia y la incomunicación que aún existe entre padres e hijos, entre la sociedad y los individuos, entre las instituciones religiosas y la comunidad civil.

Fecha de estreno en México: 15 de marzo, 2019.

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