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A las afueras de Varsovia, en 1945, Mathilde (Lou de Laâge), una joven médica francesa de la Cruz Roja, está en una misión para ayudar a los sobrevivientes de la Segunda Guerra Mundial. Cuando Irena (Joanna Kulig) acude a pedirle ayuda, Mathilde visita el convento para descubrir que varias monjas están embarazadas –resultado de las agresiones sexuales cometidas por salvajes soldados soviéticos–. Aturdida por este descubrimiento, Mathilde es rápidamente atraída por la ansiedad de las monjas y, además de cumplir con sus obligaciones en la Cruz Roja, asume un nuevo deber como una partera improvisada y clandestina, encontrando así mundo motivado por nuevas amistades y desafiado por las crueles realidades de la guerra.

Basado en hechos verdaderos, Cordero de Dios (Les innocentes, 2016) examina con detenimiento las presiones y la confusión de la fe. La realizadora francesa nacida en Luxemburgo, Anne Fontaine (La chica de Mónaco, 2008; Coco antes de Chanel, 2009), confecciona un filme sobre los enigmas morales, éticos y religiosos en torno al tormento humano. A pesar de los terribles actos que padecieron las monjas polacas, la directora está más interesada en contar la historia de vida de un grupo de mujeres que luchan por su seguridad y sustento, al mismo tiempo que libran una crisis religiosa que las coloca en medio de Dios y del Diablo. Las monjas no pueden acudir con los médicos porque éstos informarían a las autoridades. Si la iglesia se entera, serían condenadas por cometer sacrilegio. Si su situación es descubierta por los comunistas, serían desalojadas de su monasterio y perderían su hogar. Desde una perspectiva posmoderna es difícil comprender cómo funciona la cabeza de la mujer de mediados del siglo XX cuya reacción a ser violada es sentir una intensa vergüenza y culpabilidad que no sólo está dispuesta a morir por guardar su secreto, sino que insta a otras mujeres a tomar el mismo riesgo. El delicado, elegante e inteligente guion –coescrito por Fontaine y Pascal Bonitzer– muestra que esta manera de sentir y pensar va más allá de una creencia religiosa y del sentido cultural de sumisión. La situación de las monjas se explica en términos muy prácticos: si alguna palabra de lo que ha ocurrido llega al mundo exterior, serán tratadas con hostilidad y repudio por la población local. El impecable diseño sonoro ayuda a que cada susurro, suspiro, grito y procedimiento quirúrgico se sienta intensamente vívido. Mientras que en el aspecto visual, la talentosa cinefotógrafa francesa, Caroline Champetier (De hombres y de dioses, 2010; Holy Motors, 2012), recurre a una combinación de luz y sombra en espacios cerrados al estilo de Georges de La Tour que poco a poco evita contrastes pronunciados y, usando una iluminación tenue, crea atmósferas que se asemejan a los cuadros de Johannes Vermeer, quizá como metáfora visual que alude a la presencia de Mathilde, quien, a pesar de no ser creyente, mejora el estado de ánimo colectivo de las monjas. Cordero de Dios es una película conmovedora y poderosa, hecha con sensibilidad y equilibrio; es una interpretación magistral de los acontecimientos históricos capaz de interrogar simultáneamente –sin simplificar– los temas de la religiosidad, la violencia sexual, el embarazo y la relación femenina con el cuerpo. Esto significa que el filme está lleno de relevancia para los debates morales de nuestro propio siglo.

Fecha de estreno en México: 13 de abril, 2017.

Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex, Cineteca Nacional