Rex es un cachorro corgi, pero no cualquiera, sino el favorito de la reina Isabel del Reino Unido. Desde su entrada en el Palacio de Buckingham, Rex, a pesar de su rostro tierno, no oculta su egocentrismo y arrogancia, que a sus compañeros -otros tres corgi de la realeza- no agrada tanto. Después de un incidente diplomático con el presidente de los Estados Unidos, Rex es regañado por primera vez por la monarca británica. El perro está muy molesto y confundido, así que en un arranque visceral decide huir. Traicionado e incomprendido por aquellos que decían ser sus amigos, el animal, alejado de los privilegios del palacio, se ve obligado a enfrentar condiciones adversas, incluyendo clima, hambre y los peligros de las calles. De ser un perro mimado en un lujoso recinto, el protagonista de cuatro patas de Corgi: Un perro real (The Queen's Corgi, 2019) se enfrenta al otro lado de la moneda: la perrera. Un lugar donde debe lidiar con otros perros -callejeros y violentos-, que organizan una especie de “club de la pelea” secreto para otorgar jerarquías. Esta clara y evidente alusión al filme de David Fincher de 1999 es el elemento que le permite a los directores Vincent Kesteloot y Ben Stassen explorar el tema de la valentía, el crecimiento y la madurez, ya que Rex comienza a confrontar sus propios miedos y aprender lo difícil que es ganarse la comida y el respeto.
Fecha de estreno en México: 7 de junio, 2019.