Ari (Atli Oskar Fjalarsson), un adolescente de 16 años, es hijo de padres divorciados y vive en Reikiavik con su madre, pero ella está a punto de salir por motivos de trabajo hacia Uganda. El joven se ve obligado a permanecer con su padre, Gunnar (Ingvar Eggert Sigurðsson), durante varios días en el pequeño pueblo del norte de Islandia donde vivió su infancia. Devastado por el fracaso de su matrimonio, la pérdida de su casa y de su barco, Gunnar pasa sus días en una bodega en ruinas bebiendo y divirtiéndose con sus amigos, y ocasionalmente visita a su madre anciana para saber cómo se encuentra. Ante este desolador escenario, el joven comienza a trabajar en la planta de procesamiento de pescado y por las tardes pasa el tiempo lentamente a la deriva angustiado ante la posibilidad de repetir los errores y el estilo de vida de su padre.
Las complejidades de la adolescencia (un sentido de desorientación, los obstáculos en las relaciones humanas, la dependencia familiar, el hartazgo de recibir órdenes, el despertar sexual, el miedo a convertirse en adulto) han sido abordadas una y otra vez en el cine. Sin embargo, Despegando a la vida (Þrestir/Sparrows, 2015) le saca el mayor provecho posible a uno de los pocos elementos originales que posee: el enigmático halo que envuelve la región geográfica en la que se lleva acabo el relato. El realizador islandés, Rúnar Rúnarsson (Volcano, 2011), registra las dinámicas del joven con una cámara estática y, en lugar de alterar la composición de los planos, él prefiere cambiar la distancia focal con la intención de destacar el brumoso paisaje y el letargo de los habitantes que parecen fantasmas. En este sentido, Rúnarsson captura con precisión los paisajes expresivos en relación con el estado alienado en que se encuentran los personajes: pequeñas figuras humanas atormentadas entre las majestuosas montañas del fondo. Otro elemento a destacar para aproximarse al significado del filme es la poca presencia del sol. Durante el verano –época en la que se desarrolla el relato–, el sol nunca brilla en su esplendor y más bien parece una luna gris, a veces azulada, que hace difícil determinar la hora específica del día. Estas incertidumbres refuerzan la sensación de hastío que vive el joven, así como el dolor por el que atraviesa el padre. Ari no sabe qué hacer con su vida; él está solo y confundido y no hay alguien cercano que pueda guiarlo. El filme cierra con una nota de desencanto debido al descubrimiento de la amargura de la vida adulta; una bofetada contundente contra las ilusiones de la adolescencia romántica.
Fecha de estreno en México: 21 de abril, 2017.
Consulta horarios en: Cineteca Nacional