Lee aquí nuestra reseña de 'Detroit: Zona de conflicto'
Al igual que en sus dos previas reflexiones sobre la guerra –The Hurt Locker (2008) y Zero Dark Thirty (2012)– la cineasta estadounidense, Kathryn Bigelow crea, en su más reciente filme titulado Detroit (Detroit: Zona de conflicto, 2017), un drama histórico basado en hechos de la vida real –que mezcla imágenes documentales, material de archivo y recreaciones ficticias– para confeccionar atmósferas viscerales pobladas de tensión con un sentido profundamente crítico sobre las dinámicas del odio y los límites de la brutalidad. Una noche, durante el ajetreado verano de 1967 en Detroit, Carl (Jason Mitchell), un temerario e impertinente hombre, decide hacer una serie de bromas pesadas para escenificar la violencia que la comunidad negra ha sufrido a manos de los blancos; él dispara una pistola de arranque por la ventana de su habitación para asustar a los policías que vigilan las calles. Alterados ante las detonaciones –ruidosas pero inofensivas–, el patrullero Krauss (Will Poulter) y los soldados de la Guardia Nacional –liderados por el suboficial Roberts (Austin Hébert)– deciden actuar y rápidamente ingresan al motel con la intención de hallar al supuesto francotirador. Ellos detienen a Carl y a varias otras personas que no estuvieron involucradas en las bromas, incluyendo a Larry (Algee Smith) –cantante de la prometedora banda The Dramatics– y un par de jóvenes blancas –Julie (Hannah Murray) y Karen (Kaitlyn Dever)– que están de visita en la ciudad. Al lugar también llega Dismukes (John Boyega), un guardia de seguridad local que intenta disipar la situación, pero rápidamente descubre que los policías son implacables en su crueldad.
Fecha de estreno en México: 14 de diciembre, 2017.