-Aún no ha sido valorada–
Pobre princesa Diana. No me atrevo a usar el término "cine accidente" . Pero la verdad es que 16 años después de aquel espeluznante día en 1997, ella acaba de tener otra horrible muerte. A causa de una biopic terriblemente bien intencionada, reverencial y sentimental sobre sus problemáticos últimos años de vida, todo entrelazado con dialogos acartonados. Una fantasía de tabloíde de cómo los famosos y la gente importante habla y actúa en privado.
El espacio verde afuera del Leicester Square Odeon bien podrían cubrirse de ramos de flores de celofán en los días por venir, en memoria de está nueva desgracia. Fue aquí, después que la película había terminado, que me agaché y como un viejo Martyn Lewis, mi labio temblaba. Solo imaginando un vals catártico con John Travolta fui capaz de controlarme.
¿Fue hecha está película para ennegrecer el nombre de Diana y dar una visión plástica y absurda de ella? La película no es tan romántica como las historias de Mills & Boon sino más cercana a una versión horrenda de Fifty Shades of Grey mezclada con el sexo de S & M - y reemplazada por la intrusión de los paparazzi y las obras de caridad mal entendida.
Cuenta con un gran reparto: el gran talento de Naomi Watts quien interpreta a Diana –una actriz que desde su aparición en Mulholland Drive en 2001, de David Lynch, ha estado buscando un proyecto digno de ella. Pero esa búsqueda continúa. O Naveen Andrews en el papel de el Dr. Hasnat Khan -con quien Diana sostuvo una relación intensa antes de Dodi Alfayed- en un papel tristemente escrito para él. Un personaje en el que nada puede hacer.
Peter Bradshaw (The Guardian)