Primavera del 2010, el volcán islandés Eyjafjallajökull estalla y su nube de cenizas paraliza el tráfico aéreo en gran parte de Europa. Más explosiva que el volcán islandés de impronunciable nombre –que es el título original de la cinta– es la relación entre Alain (Dany Boon) y Valérie (Valérie Bonneton) protagonistas de Divorcio a la francesa. La pareja, que se divorció hace 20 años, siente un odio abismal el uno por el otro. En el vuelo que los lleva a la boda de su hija en Atenas, los dos deben hacer un aterrizaje de emergencia en Múnich debido a la erupción del citado volcán y en un coche de alquiler vivir el resto del viaje como una verdadera guerra.
Mientras que muchos viajeros tienen que lidiar con la nube de cenizas del volcán Eyjafjallajökull, la expareja de Divorcio a la francesa, dirigida por Alexandre Coffre (Une pure affaire, 2011) quien también escribió el filme en colaboración con Laurent Zeitoun y Yoann Gromb (Un plan parfait, 2012), experimenta su propia erupción volcánica. La cinta, que fue rodada en 24 diferentes locaciones en Munich, Alemania, Austria, Croacia y Grecia, en un período de rodaje de 12 semanas, apela a los clichés: él es ingenuo, aburrido y relativamente con poco éxito profesional, mientras que ella es explosiva, amargada y casi incapaz de relacionarse sin crear conflictos. La cinta espera que la forzada química entre ambos resulte graciosa, pero en su lugar los gags se vuelven predecibles, repetitivos y huecos o simplemente insuficientes para abordar de manera cómica la crisis de una relación.
JAR (@franzkie_)
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