Escucha aquí el soundtrack de 'Dos tipos peligrosos'
Ambientado en Los Ángeles de los años setenta, Holland March (Ryan Gosling), un libertino y alcohólico investigador privado, y Jackson Healy (Russell Crowe), un detective sin escrúpulos, se ven obligados a trabajar juntos para resolver un complejo caso que involucra la desaparición de la joven Amelia Kuttner (Margaret Qualley) y la muerte de una famosa estrella porno llamada Misty Mountains (Murielle Telio).
Antes de incursionar en la dirección cinematográfica con su ópera prima Kiss Kiss Bang Bang (2005), Shane Black consolidó –a lo largo de 20 años– una interesante carrera como guionista, principalmente con el thriller de acción Lethal Weapon (1987). Dos tipos peligrosos (The Nice Guys, 2016), su más reciente filme, recupera la intensa dinámica que tenían Mel Gibson y Danny Glover en el icónico filme ochentero. En esta ocasión, Gosling y Crowe conforman la pareja explosiva; ambos actores se sienten confiados y visiblemente a gusto trabajando con su contraparte. Existe la química apropiada entre Crowe –un poco pasado de peso, pero con una presencia física imponente– y Gosling –ese alegre símbolo sexual que se muestra valiente, ligeramente despistado, pero sumamente astuto al momento de encajar las pistas para poder resolver el caso–, aunque algunos diálogos se perciben sumamente artificiales, producto de un guión bien trabajado que busca el lucimiento verbal de sus protagonistas. Shane Black le saca provecho al carisma y la astucia de la pequeña Holly March (Angourie Rice), la hija de Holland, cuya presencia ayuda a prolongar el dinamismo de la pareja, y cuya bondad funciona para hacer dudar a los protagonistas cuando tienen que hacer elecciones en torno al bien y el mal, principalmente cuando explota la violencia de Crowe. El portentoso desempeño actoral, la banda sonora estelar (que incluye a los Bee Gees, Earth Wind & Fire, Kiss, The Temptations, entre otros), el eficaz diseño de producción y las extravagantes vestimentas de la época trabajan en conjunto para mantener en niveles muy altos un relato policiaco plagado de humor negro. Detrás del fresco de risas, peleas, tiroteos, autoironía y el excelente ritmo para sostener la comedia, el mecanismo de engranajes con reminiscencias al cine noir y a la obra de Paul Thomas Anderson –específicamente Boogie Nights (1997) e Inherent Vice (2014)– que emplea Shane Black funciona de manera crítica e inteligente. Las intrigas, los misterios, las desapariciones, los cuerpos y los bajos fondos de la industria porno de Los Ángeles de los años setenta le permiten al director confeccionar un relato ácido y poco esperanzador sobre la corrupción, la hipocresía y los tratos sucios de las altas esferas del poder.
Consulta horarios en: Cinépolis, Cinemex
Fecha de estreno en México: 8 de julio, 2016.