Lee aquí nuestra reseña de Dragonball Z: La resurección de Freezer
Tras los eventos de Dragon Ball Z: La batalla de los dioses (2013, pueden leer nuestra reseña aquí), Sorbet (Pedro D'Aguillón, Jr.) ha decidido revivir a Freezer (Gerardo Reyero) por lo que va a la Tierra en busca de las esferas del dragón, las cuales consigue con ayuda de Pilaf (Yamil Atala), Mai (Susana Moreno) y Shu (Miguel Ángel Leal). Una vez logrado este objetivo, logran revivir a Freezer quien entrena para poder vengarse de Goku (Mario Castañeda). Seis meses después, él y Vegeta (René García) se encuentran entrenando con Wiss (Arturo Castañeda) y Bills (José Luis Orozco), cuando Jaco (Bruno Coronel), el patrullero galáctico (del manga homónimo de Akira Toriyama, creador de Dragon Ball), llega a la Tierra para informarle a Bulma (Rocío Garcel) de la inminente aparición de Freezer y su ejército. El maestro Roshi (Miguel Ángel Sanromán), Krilin (Eduardo Garza), Tenshinhan (Ismael Larumbe), Piccolo (Carlos Segundo) y Gohan (Luis Alfonso Mendoza) y Jaco tendrán que hacerle frente al ejercito del villano en lo que Goku y Vegeta regresan.
Tras recibir críticas por el tono de La batalla de los dioses, en lugar de cambiar el mismo, Toriyama, quien nuevamente fue el guionista, decidió que la mejor manera de mantener contentos a los fans era simplemente apelar a la nostalgia reviviendo una de las peleas más icónicas de Dragon Ball Z: el enfrentamiento contra Freezer. Se nota que la película está en función de traer todos los elementos representativos y quizá ya trillados de ese anime como el gastado tópico de hacer que los héroes (en este caso Goku y Vegeta) retrasen su aparición hasta el último minuto, y también el hecho de que tanto Goku como Freezer tengan nuevas formas: Super Saiyajin Dios y Golden Freezer. Claro que a pesar de esto, la película sigue teniendo el mismo tono cómico de la anterior de principio a fin (incluyendo una escena que aparece después de los créditos). Por supuesto, no podía ser de otra forma porque al ser una secuela directa de la anterior, hubiera sido muy contrastante algo distinto. Piensen en cómo sería una secuela de El conjuro (2013) como comedia romántica, por decir algo. Sólo que en esta ocasión el humor es llevado un paso más allá, ya que en varios momentos es autorreferencial; es decir, la cinta se burla de sí misma y, de paso, del género al que pertenece; como cuando Freezer reconoce que el nombre de su transformación más poderosa es poco original o las constantes críticas burlonas por parte de Wiss sobre las fallas de ambos protagonistas y, quizá, el más interesante comentario de este tipo es cuando al final de la batalla explícitamente afirman que pudo haber sido más fácil haberle hecho caso a este personaje, pero que no lo harán, lo cual se siente casi como si Toriyama nos dijera que sabe que ambas películas serían mejor aceptadas si regresaran al tono de Dragon Ball Z, pero él tampoco está dispuesto a traicionar quien realmente es: un escritor de comedias. Y, justamente, es una comedia amena que cumple dentro de su género, y que no tiene miedo de autocriticarse, aunque sin innovar en nada. Ante todo, cumple su función de ser un prólogo aceptable para el nuevo anime Dragon Ball Super que se estrena en julio.
JEMC (@makosss1)
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Fecha de estreno en México: Junio 19, 2015.