Roy (Ian McKellen) es un veterano experto estafador que se ha ganado la vida engañando a los demás. Sin embargo, está enfermo y cansado de administrar estafas modestas y dividir las ganancias entre sus socios, ansioso por encontrar algo más grande que lo ayude a asegurar su jubilación. En el mundo de las citas en línea, Roy encuentra a Betty (Helen Mirren), una viuda tímida que reclamó una fortuna de su difunto esposo, con la esperanza de evitar una soledad prolongada al encontrar un compañero fuera de su atento nieto, Steven (Russell Tovey). Roy trabaja muy duro para encantar a Betty, presentándose a sí mismo como un hombre inofensivo que necesita amor, encaminándose hacia su casa, donde ella tiene la intención de cuidar al anciano. Las complicaciones para Roy llegan cuando los crímenes pasados regresan para perseguirlo a él y a su compañero, Vincent (Jim Carter), inspirándolo a duplicar sus esfuerzos, tratando de empujar a Betty a un acuerdo financiero que no tiene intención de honrar.
Bill Condon ha demostrado ser un director flexible y maleable; a pesar de haber acariciado el género de fantasía varias veces -para muestra está La bella y la bestia (2017) o las partes 1 y 2 de Crepúsculo: Amanecer (2011 y 2012)-, el cineasta neoyorquino tiene una fascinación por la teatralidad (explorada en su guion de Chicago) y por los dramas íntimos (Gods and Monsters, 1998; Kinsey, 2004). Ahora, en El buen mentiroso (The Good Liar, 2019), explora el terreno del thriller de intrigas y secretos para orquestar una especie de persecución entre “el gato y el ratón” que mediante una serie de giros pretende subvertir las expectativas del espectador en el último acto del filme. Condon mantiene su estilo clásico pero efectivo, quizá porque se ve obligado a dirigir dos grandes actores como Ian McKellen y Helen Mirren, cuya procedencia es precisamente la del teatro. Así que pase lo que pase en El buen mentiroso, el cineasta tiene plena seguridad en el talento y las habilidades de sus intérpretes principales. El guion espera pacientemente para desencadenar sus extraños giros de trama, con el director proporcionando una hora sólida de desarrollo de personajes y pistas intrigantes antes de verse obligado a atacar realmente la estructura de la obra original de Nicolas Searle, adaptado aquí por Jeffrey Hatcher. Los actos malvados de Roy no están ocultos a la vista del espectador; el personaje se dedica a crear problemas desde el principio del relato, donde trabaja con Vincent para mantener a un par de hombres de negocios lejos de su inversión en el negocio inmobiliario. Es astuto, capaz de controlar situaciones tan peligrosas, con la mayoría de los ángulos cubiertos mientras se embarca en esquemas que manejan mucho dinero, pero el efectivo siempre se reduce al final, dejándolo frustrado y buscando más. Roy habla sin problemas y se acerca a Betty con amabilidad, primero la atrae a un restaurante, le ofrece interés en su vida y muestra una apertura al compartirle pasajes de la suya, con el objetivo de mantener a la mujer cómoda con su presencia. Es una estafa larga, y Condon mantiene el ritmo durante la primera mitad del filme, observando a Roy hacer malabares con sus múltiples personalidades, ofreciendo a Betty una muestra de inglés antiguo y deslumbrante, colocándonos como testigos de la relación entre un estafador despiadado y una mujer decente e ingenua. El buen mentiroso sigue el desarrollo de este vínculo, que el estafador intensifica a través de dolencias falsas. Siguiendo la situación está Steven, un hombre joven y educado que no puede creer que su abuela confiara tan inmediatamente en el anciano, vigilando a Roy. Y es en ese momento cuando Condon decide desviar el camino que tan bien había trazado; cuando Roy y Betty viajan a Alemania, la atmósfera de intriga y emoción se nubla enormemente. La construcción (y la posible demolición) de la misión de Roy significan un freno brusco en el ritmo del relato, que ahora tiene que lidiar con la estructura literaria de Searle. Los personajes comienzan a exponer y recordar muchos de sus asuntos personales y Condon ya no puede recuperar su película, permitiendo que El buen mentiroso pierda su atractivo perverso.
Fecha de estreno en México: 19 de diciembre, 2019.