Sobre una serie de intensas nubes, se desplaza una isla flotante que es atacada por un grupo de piratas; el objetivo de éstos es localizar a una joven llamada Sheeta. El bullicio de la persecución no provoca más que el escape de la joven, que termina cayendo de la aeronave y se hunde en el vacío hacia el suelo. Sin embargo, ella no termina estrellándose contra la tierra debido a que, sobre su cuello, lleva una misteriosa piedra mágica que emite una intensa luz azul y la ayuda a levitar delicadamente. Al encontrarse en el plano terrenal, Sheeta conoce a un joven humilde y astuto, llamado Pazu, quien la ayuda a descifrar el secreto de la piedra mágica, al mismo tiempo que intentan escapar de todos aquellos que desean apoderarse del objeto.
En 1984, Studio Ghibli –la casa que pronto convertiría a Hayao Miyazaki en un prestigioso exponente de la animación japonesa en todo el mundo– todavía no se había establecido bajo ese nombre pero ya había desarrollado Nausicaä: Guerreros del viento, una propuesta de ciencia ficción postapocalíptica llena de criaturas fantásticas, aviones estilizados y asombrosos diseños arquitectónicos, había sido un éxito crítico y financiero ese mismo año, y Miyazaki buscaba una idea que pudiera servir como un seguimiento digno. El director realizó un viaje a un pueblo minero en Gales; ahí vio, de primera mano, los últimos días de una industria moribunda, y del efecto que tuvo su colapso en la aldea y sus habitantes. La expedición al país europeo le proporcionó la inspiración suficiente para crear El castillo en el cielo (1986), en sentido estricto, el primer título en nacer bajo la etiqueta de Ghibli. El filme es una historia de aventuras, con pinceladas de las fábulas clásicas y elementos de ciencia ficción steampunk, que se desarrolla en un lugar a medio camino entre la tierra y el cielo. Al interior de este detallado mundo de fantasía (que incluye una oscura ciudad minera de principios del siglo XX, deslumbrantes máquinas humanoides y bicicletas espaciales futuristas de colores llamativos) se presentan todos los temas que Miyazaki ha explorado a lo largo de los años. Desde sus preocupaciones ambientales hasta los mundos fantásticos, pasando por personajes jóvenes, ingenuos, valientes y emprendedores que buscan nuevas maneras de resolver conflictos, al mismo tiempo que utilizan la creatividad y la imaginación como principales aliados. El aire y las nubes son elementos cruciales que emplea el director para reflexionar, en un tono melancólico y sutil, sobre la guerra, la paz, la muerte, la vida, el sacrificio, la amistad, (tal vez) el amor y la naturaleza. Apreciar los primeros pasos de Ghibli permite redescubrir las intenciones iniciales de Miyazaki: navegar por las nubes es el camino indicado para llegar a la cumbre.
El castillo en el cielo se exhibirá del 19 al 22 de octubre como parte del ciclo 'Studio Ghibli', organizado por Contenido Alternativo de Cinépolis.
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