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Lee aquí la RESEÑA de El Conjuro

Dirigida por el joven diestro para el horror, James Wan, The Conjuring (2013) tiene todos los elementos conocidos de las películas de terror basadas en exorcismos y, sin embargo, es capaz de darles un giro y robar dos o tres buenos sustos entre la audiencia. Correctamente hecha, la camára trepidante de Wan se mezcla con otra más sutil enfocada a resaltar los espacios en los que el horror tomará parte: sótanos, lagos, jardines, corredores que, a diferencia de Saw (2004) –una de sus emblemáticas obras–, que basaba su horror en la tortura del ruido visual que la sangre explícita provoca, induce con un enfoque tranquilo e incluso delicado a sentir los clásicos escalofríos producto de lo desconocido que recorren el cuerpo de hasta el más escéptico espectador.

Patrick Wilson y Vera Farmiga interpretan a dos investigadores de lo paranormal cuyo último caso los lleva a la casa, aparentemente embrujada, de la familia Perron (Ron Livingston y Lili Taylor). Esa es la "premisa" de arranque de El conjuro, nos podemos preguntar ¿hacía dónde irá una cinta –otra más– que habla de una posesión? Wan lo resuelve con una inquietante tensión que, por ejemplo, la hora marcada en un reloj puede generar. Asimismo, el director malayo coloca su cámara en nuevos ángulos-trucos estéticos- que muestran con ingenio no al ente de voz demoníaca, sino a una madre poseída cubierta por una sábana – que oculta y genera aún más expectativas sobre la batalla entre el bien y el mal que se vive en su cuerpo de la mujer- sentada y atada en una silla.

 JAR (@franzkie_)

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