En un último intento por combatir el calentamiento global, los líderes de las naciones más poderosas han decidido liberar el CW7, una sustancia refrigerante artificial capaz de bajar las altas temperaturas del globo terráqueo. La solución conlleva otro problema: la llegada de una nueva edad de hielo. Ante las bajas temperaturas, toda forma de vida se ha extinguido en la Tierra, los pocos sobrevivientes han abordado un tren que recorre todo el mundo con la ayuda de un motor en perpetuo movimiento. Mientras los ricos, sanos y hermosos habitan los vagones delanteros con una enorme cantidad de recursos económicos y naturales a su disposición; los enfermos, pobres y feos permanecen en los últimos vagones sin comida y sin dinero. Este grupo marginado ha vivido durante los últimos 17 años bajo la opresión de la clase alta, siendo víctimas de torturas, secuestros y asesinatos al azar. Curtis (Chris Evans) está gestando una rebelión al interior del tren. Con la ayuda de su amigo Edgar (Jamie Bell) y su mentor Gilliam (John Hurt), él organiza a los oprimidos con la intención de llegar a la parte frontal para apoderarse del control del tren.
El expreso del miedo (Snowpiercer, 2013), basado en la novela gráfica Le Transperceneig (Jacques Lob y Jean-Marc Rochette) y dirigido por el cineasta surcoreano, Bong Joon-ho (The Host, 2006; Mother, 2009), propone una inquietante y cruel visión sobre un desolador futuro cercano. Aunque se trata de un filme de ciencia ficción, es inevitable pensar en las tácticas de opresión y el abuso contra los marginados que se han perpetuado constantemente bajo los regímenes totalitarios que han existido. Y como la historia nos ha enseñado continuamente: las dictaduras son insostenibles; y las revoluciones, inevitables. Con un agudo e intuitivo tratamiento y momentos de frenética acción, el filme futurista sobre las políticas sociales radicales logra sacarle provecho al tren no sólo como vehículo y escenario, sino también como un elemento de múltiples alegorías. Este vehículo, que se describe explícitamente como una nueva “arca”, presenta una versión profundamente pervertida de lo que la figura de Noé ejecutó para preservar la vida en el planeta. El tren, por sí mismo, es la metáfora visual perfecta para representar el volcamiento de la estructura social tradicional (en forma vertical) y colocarla de manera horizontal. El motor en perpetuo movimiento simboliza el corazón de la colosal locomotora; si deja de moverse, los últimos miembros de la raza humana morirán congelados. Bong Joon-ho muestra una hábil mano al momento de orquestar las secuencias de acción y los sangrientos enfrentamientos al interior; entrelaza las tensiones dramáticas y narrativas lineales del cine occidental con la violencia estilizada y absurda de la tendencia asiática. El expreso del miedo es un filme global, un atrayente híbrido de estilos capaz de derribar las fronteras culturales. El personaje de Tilda Swinton, miembro y representante de la clase alta, es diseñado de forma caricaturesca para contrarrestar la visión extremadamente pesimista y romper con el realismo oscuro. El humor y la caricatura son necesarios para garantizar el factor de entretenimiento de esta película que, de otra manera, se tornaría profundamente deprimente. A pesar de ello, no deja de mostrarnos que el mayor miedo del hombre no radica en el desastre natural devastador, sino en el peligro que representa perder nuestra humanidad y volvernos individualistas, socialmente irresponsables e indiferentes ante el sufrimiento del otro. De manera terminante el filme nos lanza una bofetada para preguntarnos: ¿Estamos realmente preocupados por el futuro de la Tierra y de la humanidad?
Fecha de estreno en México: 1 de octubre, 2015.