Camila (Vanesa Restrepo), María (María Evoli) y Ana (Carla Adell) son tres hermanas muy unidas que están dispuestas a ejecutar un asalto que podría ayudarlas a salir de algunos problemas que acarrean del pasado. En plena noche, el trío de delincuentes consigue acceder a la casa de José (Flavio Medina), un poderoso político que resguarda una fuerte cantidad de dinero en efectivo en una caja de seguridad. Conforme la operación avanza, Camila se ve obligada a someter al hombre y a su esposa (Gabriela de la Garza) para que le entreguen el dinero faltante. Al no lograr su objetivo, las jóvenes comienzan a inspeccionar la casa solo para descubrir un perverso secreto: en el sótano, el político mantiene encadenada a su hija Tamara (Natasha Cubria). Al pensar que la niña está enferma y ha sido torturada, Camila decide liberarla para trasladarla al hospital, sin embargo, pronto se revela que Tamara está poseída por una poderosa entidad demoniaca.
Desde los primeros minutos de El habitante (2018), el director y guionista Guillermo Amoedo (The Stranger, 2014) muestra dos elementos cruciales para definir la lucha de fuerzas que se desatará en algunos tramos más adelante del relato: la representación de un demonio en un grabado colgado en la pared y el anuncio, a través de un noticiero televisivo, de la muerte del obispo de Roma. La idea de explorar la fe cristiana como un soporte utilizado para combatir la posesión demoníaca y los fenómenos sobrenaturales que de ahí se desprenden resulta una fórmula perversa debido a que la lucha entre el bien y el mal se escenifica entre humanos, poniendo en riesgo sus ideales (religiosos o no) y sus vidas. Sin embargo, el filme carece de imaginación para subvertir o reformular los tropos del género, además de que nunca hay un intento por ahondar en las complejidades del tema, olvidando el carácter reflexivo y apostando únicamente por un notable juego de claroscuros - confeccionado por el cinefotógrafo Erwin Jaquez (Sabrás que hacer conmigo, 2015)-, un suntuoso diseño sonoro y la parafernalia de los efectos visuales para sorprender a la audiencia. La película está llena de pequeños caprichos sensacionalistas, especialmente porque el cineasta está mucho más interesado en introducir flashbacks para justificar las acciones de las jóvenes y manipular las emociones de la audiencia creando una empatía falsa y tramposa sin involucrarse en la psicología de los personajes.
Fecha de estreno en México: 15 de junio, 2018.