Lee aquí nuestra Reseña de The Irishman
En una gasolinera, cargando e intentando arreglar una falla mecánica del camión de transporte de carne que conduce, le cambió la vida a Frank Sheeran (Robert de Niro). Sin la menor idea sobre cómo solucionar el desperfecto, un (aparentemente) buen hombre se le acerca a ver qué cuál es el problema y, sin mayor contrariedad, lo resuelve. Su nombre, aunque en ese momento no se lo revela, es Russell Bufalino (Joe Pesci). La transformación, empero, no es inmediata. Todavía le faltan muchos turnos por cumplir, kilómetros por cubrir, hasta que el destino lo lleva a venderle carne a Skinny Razor (Bobby Cannavale), un sujeto involucrado en negocios opacos; y un problema laboral a Bill Bufalino (Ray Romano), un empático, hábil y bien conectado abogado. Ambos caminos (quizá todos los caminos) tendrían que llevar a Frank, eventualmente, a Russel Bufalino, primo de Bill, quien resulta ser un hombre prominente y poderoso, un respetado y temido líder de la mafia italiana en la zona de Filadelfia. Con la sabiduría propia de quien sabe ser líder y, además, atiende venturas del destino, Russel toma a Frank bajo su resguardo y lo hace su hombre de confianza lo que, en buen cristiano, significa que lo convierte en su gatillero, le permite tener una vida económicamente más holgada y, por supuesto, en ese ambiente, compra su lealtad per secula secolorum. También, claro, a cambio lo apoyará en todo momento y lo vinculará con quien crea que puede utilizar sus servicios y que, en reciprocidad, le permita crecer profesionalmente; siempre, es evidente, a él, a Russell es en última instancia a quien deba rendirle cuentas. Frank es un tipo calmado, incluso retraído, pero carente de escrúpulos al momento de ejercer la violencia al grado que sea necesario hacerlo, ya sea cumpliendo su deber laboral o en defensa de su familia, lo que lo convierte en una figura temida para su propia esposa y sus pequeñas hijas. Afuera del mundo de extorsiones, venganzas y asesinatos en el que tan tersamente se ha acoplado Frank, se vive un proceso de turbiedad política en los Estados Unidos (plena Guerra Fría, invasión a Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles de Cuba) en aquel momento. Gobierna el demócrata John F. Kennedy y ha colocado como Fiscal a su hermano, Bobby, quien está decidido a acabar con la corrupción, particularmente la de los influyentes sindicatos. Uno de los líderes sindicales más poderosos (el de los camioneros), Jimmy Hoffa (Al Pacino), es particularmente vigilado por Bobby Kennedy tanto por sus notorios nexos con la mafia –cuya alianza le permite mantener a raya a contrincantes que buscan su puesto- como por el hecho de que Hoffa apoyó al rival de su hermano, el republicano, Richard Nixon, en las elecciones presidenciales que triunfó. Frank se convierte en guardaespaldas de Hoffa, pero también en su persona más cercana y confidente; y Hoffa le toma un cariño especial a Frank y a su familia, particularmente a Peggy, la hija mayor. Pero Frank, a fin de cuentas, a quien le vendió su alma fue a Russell, a quien le debe su prominente carrera (delictiva) por lo que continuamente debe regresar a rendirle cuentas. Cuando éste le pide a Frank mediar con Hoffa para que baje la intensidad de su rijosidad con el gobierno porque está afectando los amplios intereses de la familia criminal, éste no tiene otra sino cumplir. Pero Hoffa no quiere recibir consejos, mucho menos amenazas de nadie (menos después de haber estado encarcelado, sin el apoyo que esperó de la mafia). Frank queda, pues, atrapado entre los dos pilares de su vida profesional frente a lo que se avecina como una guerra implacable. En el dilema de sus lealtades quedará sellado el destino de Frank: de su familia y de su conciencia.
AFD (@SirPon)
Fecha de estreno en México: 15 de noviembre, 2019.
Consulta horarios en: Cineteca Nacional, Cine Tonalá