El famoso presentador televisivo y gurú financiero, Lee Gates (George Clooney), se prepara para una nueva emisión de su programa sobre finanzas titulado “Money Monster” en el que planea entrevistar a Walt Camby (Dominic West), el CEO de IBIS, una empresa dedicada a la tecnología que 24 horas antes sufrió un inexplicable accidente en un algoritmo de negociación conocido en el ámbito de la informática como ‘glitch’ y que le ha generado una pérdida de 800 millones de dólares a sus inversores. De último momento, Camby decide no dar la cara, mientras un misterioso joven, Kyle Budwell (Jack O’Connell), se hace pasar como un trabajador de mensajería para ingresar a las instalaciones del canal. A mitad del programa, Kyle irrumpe de forma violenta, saca una pistola y toma a Gates como rehén. El joven señala que él invirtió 60,000 dólares en IBIS y que ahora quiere explicaciones debido a que, días antes,  Lee le recomendó a sus televidentes invertir en esas acciones. De esta manera inicia una misión contra reloj donde Gates, en compañía de su productora, Patty Fenn (Julia Roberts), debe mantenerse con vida para desentrañar las verdades y trampas que rodean la misteriosa caída en la bolsa de las acciones de IBIS y ofrecerle respuestas al desesperado Kyle y a todos los que fueron estafados. 

El maestro del dinero (Money Monster, 2016), cuarto largometraje de Jodie Foster (The Beaver, 2011) como directora, retrata las bajezas del espectáculo televisivo y de las finanzas. El discurso contra el abuso y el cinismo de las grandes corporaciones estadounidenses se presenta de manera tímida y poco incisiva, no obstante, hay una crítica insistente contra aquel periodismo financiero de poca profundidad. En este sentido, Foster logra reunir de manera eficaz dos tipos de intoxicación de la sociedad contemporánea –la ambición monetaria y la fama televisiva– para confeccionar un thriller que gira en torno a un enorme fraude financiero a expensas de los pequeños inversores. George Clooney se regodea hábilmente en la ironía de su personaje, un excéntrico presentador de noticias ansioso por el espectáculo, pero no logra sugerir ningún tipo de preocupación y dolor cuando la situación se vuelve peligrosa. Clooney y Jack O’Connell logran brillar en la primera parte de la película, cuando el guión se concentra principalmente en las actitudes y preocupaciones de los personajes, pero cuando llega el momento de resolver las interrogantes, tanto las actuaciones como el  discurso se vuelven planos, superficiales y, a veces, triviales, y por lo tanto el drama no puede golpear de manera contundente. Hay un ligero toque de perversidad en el filme; la toma de un rehén es transmitida directamente por televisión como si la vida y la muerte de un ser humano se convirtieran en un espectáculo televisivo. Aunque carece de la fiereza y la profundidad de otros filmes recientes centrados en la crisis financiera de Estados Unidos –The Wolf of Wall Street (Martin Scorsese, 2013), 99 Homes (Ramin Bahrani, 2014) o The Big Short (Adam McKay, 2015)–, Jodie Foster evita ser indulgente con ese mundo despiadado de depredadores económicos.

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 Fecha de estreno en México: 16 de junio, 2016.