El monstruo de las nieves (Mission Kathmandu: The Adventures of Nelly and Simon, 2017) se ubica en el año de 1955, cuando Simon Picard, un asistente de investigación del Museo de Ciencias en Quebec, decide incluir en la cadena evolutiva la figura del yeti como el eslabón perdido. Tras una discusión con su jefe, Simon debe corroborar la existencia de la especie, de lo contrario perderá su empleo. Esta conversación es escuchada por Edouard Martinot, un joven rico que desea ser reconocido y que su nombre sea digno de admiración, por lo que le propone al investigador financiar su búsqueda. A esta exploración se une Nelly Maloye, una investigadora privada que previamente había tenido un encuentro accidental con ambos hombres. Para llegar hasta la helada región de los Himalayas, consiguen la ayuda de Tensing Gimbu, un poblador de la región de Nepal, con el objetivo de conocer la ubicación exacta del yeti. Durante el viaje por la zona montañosa, una tormenta de nieve destruye el avión en que van, por lo que, para encontrar el lugar donde habita el yeti, tendrán que recorrer la cordillera a pie.
El filme dirigido por Pierre Greco y Nancy Florence Savard mantiene, en sus créditos de inicio, una estética similar a la que se utiliza en películas de espías. Por momentos, incluso, conserva una semejanza con Skyfall (2012) de Sam Mendes, donde cada aspecto de la introducción te lleva a conocer un poco de los personajes que serán parte fundamental de la cinta. Con una animación por computadora en 3D, observamos un cuidadoso trabajo que se enfoca en detalles minuciosos como el cabello de Simon o las plumas de Jasmin, su mascota; así como la inserción de un mapa –parecido a un mapa del tesoro- que nos sitúa en los espacios donde este grupo de búsqueda se encuentra. El monstruo de las nieves es una historia de aventuras con un mensaje muy importante: el sentido de anteponer las necesidades de otros delante de las propias. De manera tangencial, también habla sobre lo inquietante que es alejar a un animal de su entorno natural con un objetivo egoísta -visto desde el enfoque del cautivo- y creer que esto puede acabar en un final feliz. Como una suerte de prefacio, la película inicia con la narración de una vieja leyenda de Nepal, donde un viejo pastor va sufriendo vicisitudes, que, sin embargo, vistas desde otra óptica, no son más que acciones afortunadas que logran evitar que su hijo vaya a la guerra. Todo esto es resumido en una frase que el hombre repite durante cada cosa que le ocurre en su vida: “suerte o mala suerte, ¿quién lo sabe?”. Podríamos pensar que este preludio serviría como parte fundamental de la narrativa de la animación, sin embargo, este tema parece no volverse a tocar en toda la película, haciendo que una de las partes más encantadoras del filme carezca de sentido y se vuelva innecesaria.
Fecha de estreno en México: 29 de junio, 2018.