Isabel (Michelle Williams) dirige un orfanato en India, trabajando duro para proteger a los niños locales de los vicios y las enfermedades de la región, haciendo una conexión especial con el joven Jai (Vir Pachisia). La organización necesita dinero, lo que obliga a Isabel a trasladarse a la ciudad de Nueva York para reunirse con empresarios para solicitar donativos y continuar con su labor. Entre las personalidades que visita se encuentra, Theresa (Julianne Moore), que manifiesta su enorme interés en hacer una gran donación a la causa. Desafortunadamente, Theresa está sumamente ocupada en los planes y preparativos de la boda de su hija, Grace (Abby Quinn). Para poder atenderla como se debe, la mujer le ofrece una invitación a Isabel para que asista a la celebración. Poco convencida de asistir al evento mientras espera noticias del apoyo monetario, Isabel se sorprende al ver a Oscar (Billy Crudup), el actual esposo de Theresa, pero que en el pasado fue su gran amor de juventud. Molesta por la revelación y preocupada por las complicaciones relacionadas con la donación, Isabel queda en estado de shock, con planes de regresar a la India lo antes posible. Theresa, que tiene dificultades para procesar la situación, alienta a Isabel a quedarse ofreciendo una donación más amplia de lo acordado, aunque la visitante tiene problemas para entender por qué y cuáles son las verdaderas intenciones de Theresa.
El pasado que nos une (After the Wedding, 2019), escrita y dirigida por Bart Freundlich (Wolves, 2016), es una nueva versión de la aclamada película danesa que Susanne Bier elaboró en 2006. Son unos zapatos grandes para llenar, pero Freundlich deposita toda su confianza en el talento de sus intérpretes -principalmente Michelle Williasm y Julianne Moore-, quienes ayudan a conducir un guion dramático un tanto sobrecargado que expone más sucesos dolorosos de los que puede manejar cómodamente. El director ha realizado algunos cambios para ayudar a recontextualizar la obra de Bier; el más significativo de todos es el rol de género: el personaje que Mads Mikkelsen interpretó en el original deviene en el personaje de Isabel. También hay una nueva atmósfera de elitismo en la ciudad de Nueva York para ayudar a estrechar el control sobre Isabel, que no sólo se enfrenta a Theresa como donante potencial, sino también como una mujer que disfruta del poder que le da el dinero, viviendo una vida lujosa, gritando a los asistentes, y preparando una fiesta cara para la boda de Grace. Sin embargo, Theresa no es cruel, solo hiere de cierta manera, lidiando con los giros de la vida mientras se prepara para la posible venta de su compañía, lo que le dará más fortuna. Esta comodidad y frescura contrastan con la calidez de Isabel, que vive una vida humilde y relativamente tranquila en la India, se calma con la meditación y adora el amor de sus huérfanos, con el estrés provocado por la realidad de las limitaciones financieras. La primera hora del filme es, quizá, el mejor trabajo de Freundlich hasta la fecha, creando un ritmo dramático hipnótico mientras Isabel hace el viaje a América, entrando en lo que cree que es una situación de donación de rutina, que exige solo una pequeña charla y una firma. El gancho de El pasado que nos une llega en la ceremonia, cuando Isabel y Oscar se reencuentran. Las cosas se complican para todos los personajes, creando jugosas exhibiciones dramáticas para los tres protagonistas, que comunican confusión antes de establecerse en roles de reunión que van mucho más allá de los simples recuerdos del pasado. Isabel se enfrenta a la vida que dejó, Oscar tiene que lidiar con las mentiras que lo han consolado a lo largo de los años, y Theresa se siente expulsada de la historia personal de su esposo, creando una agitación que genera escenas poderosas de conversaciones cargadas. Incluso a Grace se le presenta un equipaje emocional que no puede llevar, vislumbrando el verdadero yo de su padre, captando el verdadero papel que él desempeñó en su vida. No obstante, Freundlich no puede hacer malabares con las tramas secundarias con la misma facilidad que Bier. El guion pierde el control, se convierte en un lío de problemas en lugar de una escalada traumática, y Freundlich decide conducir a sus actores hacia un melodrama de lágrimas.
Fecha de estreno en México: 11 de octubre, 2019.