y Sofía Ochoa
Ser periodista en México ha conllevado peligro, desde siempre. Cuando la relación de la prensa con el gobierno no estuvo subordinada a la dependencia económica, era decididamente influida por el temor a sufrir algún castigo que podría incluso significar la muerte. La autocensura se erigió como la armadura que protegía a una mayoría plegada al poder. Cuando el PRI comenzó a perder autoridad y dominio, en el segundo lustro de los noventa, esa realidad dejó de ser cierta para buena parte de los periodistas de renombre, principalmente los radicados en la Ciudad de México. Muchos de los que viven y trabajan en el interior de la república, empero, padecen la permanente amenaza o bien del crimen organizado, o de los gobiernos locales. El Paso, la ciudad norteamericana fronteriza que da título al filme de Everardo González, se convierte en refugio de dos periodistas mexicanos que se ven obligados a abandonar su hogar, su ciudad, su país, para poner a salvo sus vidas y las de sus familiares. El camarógrafo Alejandro Hernández Pacheco, oriundo de Torreón, Coahuila, amenazado por la procuradora de justicia del estado y sus secuaces; Ricardo Chávez Aldana, habitante de Ciudad Juárez, Chihuahua, debe cruzar la frontera huyendo de ¿el crimen organizado, el ejército federal, las policías ministeriales, federales, municipales, estatales? que incluso ya asesinaron, como venganza por su incómodo trabajo, a algunos de sus sobrinos. En el Paso, Texas, los periodistas mexicanos encuentran a un abogado, Carlos Spector, que se especializa en conseguir asilo a quienes deben exiliarse del país en el que nacieron y que debería brindarles las garantías para ejercer su profesión y desarrollarse dignamente. Ricardo, desde un mirador ubicado justo a unos metros de la línea fronteriza, enseña a su pequeño hijo el barrio en el que vivían; la mirada lo alcanza. Tan cerca, pero tan lejos de una vida a la que han tenido que renunciar.
Cada 26.7 horas un periodista es agredido en el México actual. Este es uno de los datos que contextualizan El Paso, un documental que analiza la extrema indefensión en la que trabajan y viven buena parte de los periodistas que laboran en México hoy en día, sobre todo aquellos que no tienen fama, ni influencias, ni mucho dinero. Enfocándose en dos personajes que ya han cruzado la frontera, pero que aún no han podido regularizar su permanencia en Estados Unidos, vemos cómo apenas cruzando nuestros límites geográficos hacia el norte todo, para bien y para mal, se modifica: el idioma, la cultura, la fisonomía de los rostros, el aspecto de las calles, el trato entre las personas, los servicios, las tradiciones, la seguridad, las posibilidades de desarrollo profesional para quienes cruzan y sus familias . Ricardo, por ejemplo, ahora limpia mesas en un restaurante de comida rápida. La esposa de Alejandro, que ejercía como contadora en México, ha tenido que dejar que sus expectativas profesionales se marchiten. Pero no viven amenazados, en la zozobra; viven, sí, en la nostalgia, sin encajar, sin terminar de reconocerse en su nueva existencia. Tanto Alejandro como Ricardo tienen hijos pequeños que deben aprender a lidiar con las marcas de miedo y dolor que dejaron las experiencias que los obligaron a huir y con el trauma de ver que su vida se transforme, totalmente, de la noche a la mañana. Sin acercarse a los terrenos del sentimentalismo ni el melodrama, sin ser intrusivo, y renunciando a toda tentación de esteticismo superfluo, Everardo González (Cuates de Australia) coloca su cámara a la distancia adecuada para conseguir, como acostumbra, hacer retratos muy reveladores de una cara más de las terribles consecuencias que generan las injusticias sociales gestadas a partir de la inacción, la negligencia y la indiferencia gubernamental. Las víctimas, de una u otra forma, deben padecer la cancelación de sus proyectos de vida. En este caso, el sentirse amputados del cuerpo al que pertenecían, sin saber cuándo (si es que algún día) podrán reintegrarse a él. Sin idea de si alguna vez podrán volver a ver a sus familias; si recuperarán la vida que tenían.
Minicrítica realizada durante Ambulante 2016.
Fecha de estreno en México: 23 de junio, 2017.
Consulta horarios en: Cineteca Nacional