Ve aquí nuestra entrevista con Bruno Dumont (Fuera de Satán)
Ve aquí nuestra entrevista con Bruno Dumont (Camille Claudel 1915)
Ambientado en una comunidad agrícola en el norte de Francia, el afanoso y gruñón detective de la policía, Van der Weyden (Bernard Pruvost) –un hombre con interminables tics faciales y corporales– y su fiel compañero, Carpentier (Philippe Jore), descubren, al interior de un antiguo y abandonado búnker alemán de la Segunda Guerra Mundial, una vaca muerta, cuyo interior contiene restos de un cuerpo humano. A partir de ese momento, una serie de crímenes en el pueblo se desatan; el elemento común de todos ellos consiste en que el asesino introduce los restos de sus víctimas en el estómago de las vacas. Los policías se ven obligados a interrogar a los habitantes; entre ellos se encuentra el pequeño Quinquin (Alana Delhaye), un carismático y rebelde niño que, en compañía de sus traviesos amigos comienza a interesarse en los trágicos sucesos que ocurren en su comunidad.
Originalmente concebida como una miniserie de cuatro capítulos, la versión cinematográfica de Li’l Quinquin (El pequeño Quinquin, 2014), a pesar de su larga duración, es un fascinante y dinámico relato arropado por un tono de comedia y un halo de misterio; esta combinación posibilita una obra que aborda situaciones cómicas, grotescas, felices y tristes de la vida. Hay momentos joviales, bromas absurdas, chistes inocentes, pero Bruno Dumont nunca exagera en el uso del tono, ni se repite; el realizador francés demuestra su maestría al tener el control en todo momento de las situaciones cómicas y trágicas que vemos, haciendo que el ingenio y la inteligencia prevalezcan a lo largo del filme. Como en la mayoría de sus películas anteriores, Dumont elige el campo y los escenarios naturales de la región de Boulonnais, actores no profesionales que interpretan a renegados e inadaptados sociales, para continuar desarrollando su postura estética y moral respecto a la condición humana: la colisión de los impulsos bestiales y espirituales. El director francés aprovecha la extensión del relato para abordar diversos temas que crean tensión en las dinámicas de las comunidades rurales: la migración, el racismo, la fragmentación de las familias, el sexo extramarital, la segregación, las enfermedades mentales y la violencia. También, el filme muestra cómo el mundo adulto impregna su sordidez en los juegos ingenuos e inocentes de los niños, quienes pronto se convierten en criaturas agresivas; incluso, Quinquin –como otros personajes que Dumont ha retratado en su filmografía– posee una deformidad física visible que nunca se explica o se menciona, pero la forma en que su boca se tuerce le confiere una permanente expresión de hosquedad y repudio hacia los demás. Entonces, el humor parece ser la única herramienta que tienen los personajes para aligerar la angustiante y brusca carga del entorno social, pero también, el humor le sirve a Dumont para ilustrar la dinámica dolorosa, ciega e hipócrita con la que actúan varios miembros de la comunidad, donde muchos, a pesar de saber lo que está ocurriendo se callan o permanecen indiferentes; ejemplo de ello es la secuencia al interior de la iglesia local durante un funeral donde, de manera cínica, el villano con un pasamontañas está sentado entre todos los asistentes.
Minicrítica realizada durante la 58 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional.
Consulta los horarios en: Cineteca Nacional
Fecha de estreno en México: 1 de julio, 2016.