Trabajando durante décadas como una dedicada y responsable partera, Claire (Catherine Frot) se enfrenta al final de su carrera, con su clínica más pequeña a punto de cerrar para dar paso a un hospital corporativo. Ella atraviesa tiempos difíciles, lidiando con el cortejo de su vecino Paul (Olivier Gourmet), quien está extremadamente interesado en conquistar a la mujer distante; su hijo Simon (Quentin Dolmaire), que está a punto de ser padre, abandona sus planes de estudiar medicina; y Beatrice (Catherine Deneuve), quien una vez fue la amante del padre fallecido de Claire, regresa para resolver algunos asuntos pendientes luego de recibir un diagnóstico de cáncer cerebral. Al explorar la posibilidad de una muerte próxima, Beatrice realmente quiere a alguien alrededor mientras experimenta los horrores de los hospitales y las crueldades de la enfermedad, haciéndose amiga de Claire, que no sabe cómo reaccionar. Al darse cuenta rápidamente de que se ve obligada a brindarle cuidado y atenciones a Beatrice, Claire descubre las posibilidades de una nueva y entrañable amistad.
El cineasta francés, Martin Provost (Le ventre de Juliette, 2003; Séraphine, 2008; Violette, 2013), ha demostrado sensibilidad y capacidad inconfundible al momento de representar las complejidades de sus personajes femeninos. Ahora, en su más reciente filme titulado El reencuentro (Sage femme, 2017), confirma su talento al equilibrar un relato íntimo con las dinámicas del melodrama sin caer en el chantaje emocional ni en los habituales sensacionalismos del género. Provost confecciona un filme que explora de cerca el poder y la obsolescencia del apoyo personal, el proceso interminable del dolor de la enfermedad y la revitalización conmovedora que provocan las nuevas relaciones de amistad, especialmente las inesperadas. El director y guionista construye su relato manteniendo una fuerte proximidad con los personajes y desarrollando las formas del melodrama a través de los elementos más simples de la vida cotidiana. Los eventos se desarrollan de maneras sencillas y orgánicas sin la necesidad de adquirir algún valor simbólico; por el contrario, Provost permite que los hechos y los personajes fluyan y se conecten de manera naturalista para que paulatinamente surjan las implicaciones afectivas. Claire tiene una vida normal, sin exabruptos ni emociones; el trabajo, por supuesto, la satisface y le da pasión, pero ahora es rutina. Ella quiere cambiar, siente que es necesario, pero no sabe cómo. Aquí, entonces, se lanza a su jardín que cultiva con el mismo cuidado con el que cuida a las mujeres embarazadas. De repente, la llegada de Beatrice -mujer testaruda, emocional, orgullosa- es el pretexto perfecto para animarse a esa transformación que anhela. En esta parábola de crecimiento, Claire se vuelve más atenta a sus emociones y Beatrice está más convencida de sus limitaciones. Para representar y narrar las tribulaciones del universo femenino, Provost se apoya y confía plenamente en el talento y evolución de las facultades de las dos actrices; las escenas se iluminan cuando Frot y Deneuve están trabajando su magia, no por un cambio en el entorno o en la paleta de colores, sino por la fuerza de sus interpretaciones y la capacidad de encapsular emociones vinculadas al resentimiento, perdón, ira, alivio y alegría.
Fecha de estreno en México: 10 de agosto, 2018.