Después de perder a su esposa, Michael Banks (Ben Whishaw) no puede mantener su vida en orden; se encuentra en una situación financiera desesperada mientras trata de cuidar a sus hijos inquietos y traviesos, pero amables y bondadosos hijos: Annabel (Pixie Davies), John (Nathanael Saleh) y Georgie (Joel Dawson). El presidente del Banco, William (Colin Firth), está listo para ejecutar la hipoteca de la casa de la familia Banks, lo que obliga a Michael a buscar, con la ayuda de su hermana Jane (Emily Mortimer), los documentos y certificados de las inversiones bancarias realizadas por su padre, que podría ayudar a salvar la casa. Mary Poppins (Emily Blunt), que viene al rescate, regresa a la casa de los Banks para ofrecer aventuras a los niños y apoyo a los adultos que una vez cuidó hace mucho tiempo. También colaborando en la misión está Jack (Lin-Manuel Miranda), un simpático lamparero que es muy consciente de la magia de Mary, y se une a ella en varias expediciones a los confines de la imaginación.
Cinco décadas es demasiado tiempo para esperar una secuela de Mary Poppins, por lo que desde un inicio el guionista David Magee (Life of Pi, 2012) se encontraba en la difícil posición de la reinvención de un clásico. La trama de Mary Poppins Returns (2018) es ligeramente distinta a las cualidades del filme original dirigido por Robert Stevenson, pero los ritmos, las bromas y la composición de canciones recuerdan deliberadamente el clásico de 1964. Lo anterior hace que esta nueva versión sea más cercana a un remake que a una continuación ya que el director Rob Marshall (Chicago, 2002; Into the Woods, 2014) mantiene los conceptos básicos de la experiencia de Mary Poppins, que incluye la introducción desde el cielo para la peculiar niñera, su posición como cuidadora de la familia y el uso de su magia especial para engañar a aquellos que no están acostumbrados a tal maravilla. Algunas secuencias funcionan muy bien al alejarse de la imitación y repetición; por ejemplo, cuando la niñera utiliza la bañera como portal a un lujoso reino submarino, que ayuda a los niños a vincularse con su nueva tutora. Es aquí donde Marshall despliega de manera excesiva y colorida el CGI, mientras que Marc Shaiman entrega una nueva partitura y canciones ingeniosas, tratando de igualar la magia de los hermanos Sherman que perdura hasta el día de hoy. Los números musicales están bien unidos y coreografiados, pero su longitud y presencia constante eliminan la urgencia, las preocupaciones y el peligro, que son los elementos que realmente deberían impulsar el relato. Emily Blunt es verdaderamente excelente como Mary Poppins, capturando totalmente todas las cosas que hicieron de ella un personaje tan querido. Humor irónico, reacción inexpresiva a caprichos, canto alegre y control total de cada situación en la que se encuentra; la actriz ejecuta con elegancia, descaro, gracia y magnetismo cada uno de los números musicales y se apodera plenamente del personaje sin que se sienta como una personificación de Julie Andrews.
Fecha de estreno en México: 25 de diciembre, 2018.