Es el año de 1809 en Francia; Pauline (Noémie Merlant) está indecisa con respecto a la ropa que usará ese día ya que su amado aparecerá en cualquier momento. Elisabeth (Mélanie Laurent) la observa a la distancia debido a que el comportamiento de su hermana menor le parece absurdo e incluso infantil. Ambas mujeres pertenecen a los Beaugrand, una familia aristócrata poseedora de un castillo y vastos bienes. Mientras la discusión sobre el atuendo sucede dentro del hogar, un hombre elegantemente uniformado llega a la entrada; se trata del Capitán Charles-Grégoire Neuville (Jean Dujardin), quien se ha presentado en la casa para pedir la mano de Pauline. La joven acepta con entusiasmo, pero, en ese mismo momento, se le solicita al capitán que vaya al frente de la guerra para luchar por su país. El hombre se aleja valientemente, prometiendo a la embelesada chica que cada día le escribirá una carta. Los días posteriores transcurren sin ninguna novedad y la salud de Pauline comienza a deteriorarse. Elisabeth, que ha sido una espectadora silente pero detallista, sospecha del hombre que abandonó a su hermana y decide hacerse pasar por Charles en una serie de misivas que relatan sus aventuras en las guerras napoleónicas y su heroica muerte en la India. Animada por la correspondencia que recibe, Pauline logra sobrellevar el dolor de la muerte del hombre y acepta la propuesta matrimonial de Nicolas (Christophe Montenez), un vecino que ha estado enamorado de ella durante mucho tiempo. El plan de Elisabeth parece haber funcionado a la perfección, pero tres años más tarde, el capitán regresa a la ciudad –aunque sucio y desaliñado-, por lo que Elisabeth buscará la forma de deshacerse de Charles para que éste no arruine la imagen heroica que ella ha creado de él.
El regreso del héroe (Le retour du héros, 2018) es una comedia realizada por Laurent Tirard (Molière, 2007; Les vacances du petit Nicolas, 2014; Un homme à la hauteur, 2016) que mantiene cierta similitud con el filme de Jean-Paul Rappeneau, Les mariés de l’an deux (1971). En ambas, los protagonistas mantienen una tensa relación con sus contrapartes femeninas, y son incapaces de descifrar –en una primera instancia- las razones por las que este antagonismo –que deviene en amor- sucede. Pese a no contar con números musicales dentro de la trama fílmica, el trabajo de Tirard descansa sobre la estructura del vodevil, haciendo énfasis en los embrollos y situaciones cómicas que le ocurren a Dujardin y Laurent. A pesar de la excelente química que se traslada a la pantalla por parte de los dos actores -y que consigue crear una relación lo suficientemente sólida para mantener al espectador interesado en lo que sucede con ellos-, el guion -coescrito por el director y por Grégoire Vigneron (Molière, 2007; Un homme à la hauteur, 2016)- moldea a los personajes desde la típica estructura de la comedia de enredos: una madre burguesa que no lograr notar nada inusual en lo que sucede dentro de su propia casa; un esposo sometido a la indiferencia e insolencia de su esposa; una joven que necesita ser abofeteada para apreciar a su pareja; un mujeriego mentiroso cuya valentía es solo una falacia; y una mujer empoderada que termina cediendo ante los encantos del mitómano. A pesar de que la trama se estanca en una zona de confort, hay una interesante veta que la película presenta: dentro de una de las conversaciones que suceden en la mesa de la familia Beaugrand, cuando el capitán es cuestionado sobre lo que ocurrió en una de las batallas en las que estuvo presente, Dujardin deja de lado la comedia y muestra un semblante distinto para relatar los horrores que sufrió en la guerra y las lamentables muertes a causa de la creación del Imperio -que fue un factor fundamental del surgimiento de las guerras napoleónicas-. Otro de los grandes aspectos a destacar es el trabajo del cinefotógrafo Guillaume Schiffman (The Artist, 2011; Le Redoutable, 2017), que logra retratar la cotidianidad del campo a partir de tonalidades que van del verde al rojo y brindan vivacidad a la imagen, así como planos medios que ofrecen cierta intimidad y complicidad con lo que sucede en pantalla, de igual forma, consigue mostrar los espacios idílicos sobre los que se escondía la aristocracia en tiempos bélicos, donde parece que el sonido de la guerra no resuena por ningún lado.
Fecha de estreno en México: 16 de noviembre, 2018.
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